Para muchas mujeres embarazadas, el momento del parto representa una experiencia única y especial, ya que establece el primer vínculo entre madre e hijo. Sin embargo, para algunas de ellas, en lugar de ser un momento especial, puede convertirse en una pesadilla debido a las agresiones que sufren por parte del personal de salud.
Uno de estos casos fue el de Geraldine Alejandra Fernández Martín que al convertirse en madre primeriza a sus 18 años, asegura haber experimentado este momento como un objeto más con el que los pasantes del servicio de ginecología del hospital de Ginecopediatria del IMSS en la López Portillo, pusieron en práctica sus aprendizajes.
“Durante el parto, la especialista nunca me atendió, solo enseñó a sus practicantes. Al momento en el que estaba teniendo a mi hijo, me tuvieron que cortar parte de la vagina para que pudiera salir, pero me cortaron muy profundo, entonces tuve un desgarre”.
Al ver la dimensión de la herida que sus estudiantes habían ocasionado en la paciente, la especialista dio un llamado de atención y ordenó que se cosieran la herida. Pero sin anestesia y técnica quirúrgica nuevamente los aprendices pusieron a prueba sus conocimientos.
“La doctora ordenó a los pasantes que me cosieran la herida y lo hicieron mal, no me pusieron anestesia y fue casi como una cesárea porque si duró unas dos horas. Cuando regresó la doctora vio que lo habían hecho mal y les dijo que me descosieron y lo volvieran a intentar”.
Pero el mal momento no quedó ahí, pues al requerir de curaciones constantes después del parto, el personal administrativo de la institución de salud también contribuyó con comentarios ofensivos hacia la paciente.
“Al momento que iba a mis chequeos al IMSS de la Cuchilla, no podía entrar sola porque aún tenía dolores y la asistente me hizo un mal comentario porque mi mamá me quería acompañar y ella no la dejó, me dijo que si al momento de tener relaciones, tambien mi mamá estuvo a lado de mi”.
Así como Geraldine, cientos de mujeres embarazadas en el estado son víctimas de la violencia obstétrica en las instituciones de salud por parte del personal administrativo, de enfermería y médico, que va desde el maltrato físico hasta el verbal.
No todas corren con ‘mala suerte’
Así como hay mujeres que durante o después de su parto pasan un mal sabor de boca por parte del personal de salud, hay otras como Johanna Fernández de 32 años, que asegura no haber pasado por estas malas experiencias. Pero esto no excluye que haya víctimas que pasen por este tipo de violencia y ahí la necesidad de legislar al respecto.
“Mi primer parto fue a los 14 años y me alivie en el hospital general de Cancún, en realidad no se si por mi edad, el médico o la enfermera que te tocara, me atendieron muy bien porque yo era chica. Me parece bien que se hagan estas cosas siempre que sea a beneficio de la mujer porque si de por si vas adolorida y recibir un mal trato al recibir un mal trato si es complicado”, expresó.
Por otro lado, Suleima Torres de 35, que tampoco vivió una situación de violencia durante sus partos, comparte la necesidad de atender esta situación en los hospitales del estado ya que nadie debe de pasar por momentos así.
“No tuve malas experiencias, todo estuvo bien, me alivié en el hospital Regional de la 510. Pero esta reforma me parece que está bien porque he escuchado de compañeras que las han tratado mal con malos comentarios sobre que se tienen que aguantar porque ellas lo buscaron”
Legislan contra la violencia obstétrica
Integrantes de la actual legislatura del Congreso del Estado, aprobaron una serie de reformas a la Ley de Salud, al Código Penal y a la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del estado, con el objetivo de visibilizar esta violencia que atenta contra los derechos de las mujeres embarazadas.
Aunque ya hay sanciones aplicables contra la violencia obstétrica en el estado, las reformas planteadas buscan establecer estos actos como una práctica a prevenir y erradicar a través de comités de vigilancia que deberán contar con mecanismos para medir avances y resultados en la atención materno-infantil.
Cabe mencionar que la violencia obstétrica es una forma de discriminación de género y una violación a los derechos humanos, especialmente los derechos de salud y los derechos sexuales y reproductivos de la mujer.