Nada se toca

Cuarta de Cambio por Rosy Sinecio

Este lunes se aprobó en la cámara de diputados una iniciativa que reforma diversas leyes en materia de seguridad social, ahorro, hacendaria y pensiones. Esta reforma crea el fondo de pensiones para el bienestar, la cual pretende ser un fideicomiso complementario que completaría el pago de las pensiones de las y los trabajadores para que al momento de jubilarse puedan recibir el 100% de su salario promedio.

Nuevamente la oposición quiso hacer valer una cantaleta de “las pensiones no se tocan”, sin embargo, esta vez no fue tan efectiva, y considero que fue por varias razones. La primera; cucándote abordan con el mantra “el INE no se toca”, uno se da cuenta que los procesos de selección de magistrados, medios de impugnación, selección de consejeros y principios jurídicos en materia electoral son complejos, y es más fácil decantarse por una frase pegajosa que por un análisis profundo de una iniciativa de ley que al final del día no afecta directamente el bolsillo de las personas; la segunda, que la oposición tuvo que irremediablemente intentar convencer a la población de que las pensiones que reciben hoy en día son suficientes y que el sistema de ahorro hoy funciona de forma ejemplar, lo cual resulta tremendamente imposible y por más mantras y cantaletas repliquen con la intención de atrapar al ciudadano, estos últimos preferirán creerle a sus cuentas de bancos y de ahorros, que a los diputados y senadores que no difícilmente ven una situación económica tan precaria como la de la mayoría de mexicanos.

Esta reforma claramente no afecta en lo absoluto a las personas que tenga una relación activa con su empleador, sin embargo la idea que el PAN pretende hacerle creer a la población es que el gobierno federal va a tomar el dinero de todas las afores y lo va a usar como si fuera suyo.

Nuevamente la oposición cae víctima de sus propias mentiras, donde ni siquiera ellos creen en lo que defienden. Me queda claro que muchos de los legisladores saben que no es una mala reforma, sin embargo prefieren luchar por perpetuar la idea de que el gobierno más legítimo de la historia de este país, no tiene la legitimidad suficiente para hacer lo que está haciendo, o que si la tiene, es solo porque los votantes no somos tan inteligentes como ellos. Insultan al pueblo que luego quieren convencer de darles una nueva oportunidad en la administración pública. A veces ponen en entredicho de forma atrevida su autoasignada “superioridad intelectual”, y en el camino quedan evidenciados como lo que son, defensores de los intereses de una minoría rapaz.

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