El chancletazo, el jalón de orejas y el coscorrón se convirtieron en prácticas comunes en la educación de una generación de hombres y mujeres que ahora tienen entre 30 y 40 años. Aunque estos métodos correctivos siguen siendo replicados a la fecha, en Quintana Roo han sido catalogados como delitos graves en contra de las infancias, con penas que pueden llegar hasta los 18 años de prisión.
La noche del lunes, el Congreso del Estado aprobó modificar el Código Penal, para convertir al maltrato infantil como un delito grave, a propuesta de los diputados de Morena que se justifican en que es necesario promover una crianza positiva de los menores de edad.
“No podíamos dejar a un lado este marco legal que va a poder proteger a los menores en el estado. Hoy son muchos los niños que son maltratados en el estado, son menores con infancias terribles en donde no hay amor y crecen odiando al mundo, a las mujeres, y es por ello que cuando son adultos se convierten en delincuentes”, expresó la diputada Maritza Basurto.
Inicialmente, la propuesta de la diputada solo abordaba el trabajo y la explotación de menores como elementos para ser considerados maltrato infantil. Sin embargo, tras el análisis en comisiones, se amplió la definición de este delito para incluir cualquier acto de castigo corporal, humillación o agresión psicológica que pudiera ser cometido por padres, tutores, familiares e incluso maestros.
“Es una cultura con la que crecimos muchas generaciones y hasta hace unos años lo veíamos natural, cuando es una agresión tremenda que impacta en la psicología de los niños. Por eso debemos fomentar mucho la paciencia, la comunicación, el amor dentro del seno familiar y no se está haciendo nada. Al final, quienes pagan las consecuencias son los niños y debemos darles la protección porque son el valor de una nación a futuro”, añadió.
Tiene agravantes
De acuerdo con el dictamen aprobado por unanimidad, la persona que sea culpable de maltrato infantil podrá ser acreedora a una sanción de 4 a 12 años de cárcel. Sin embargo, estas sanciones podrán incrementar hasta una mitad si la víctima es menor de 12 años, tiene una discapacidad o el maltrato se haya realizado en reiteradas ocasiones, lo que significa que en caso de acreditar algunas de estas condiciones, la pena será de hasta 18 años.
Es importante señalar que, para iniciar con el proceso legal por maltrato infantil, será necesario presentar una denuncia ante las autoridades municipales o estatales correspondientes, misma que podrá ser presentada por familiares o conocidos de la víctima.
¿Qué opinan los padres de familia?
En muchas familias del estado, la chancla, el gancho de ropa, la manguera y el cable de la televisión fueron herramientas comunes que contribuyeron a la crianza de los hombres y mujeres de hoy en día. Sin embargo, para algunos, estos métodos representan prácticas obsoletas que, gracias al progreso cultural, ya no son necesarias en la educación de los menores de ahora y que deberían ser penalizados con cárcel.
Juanita María Ku, de 49 años, dice que, aunque fue víctima de la “chancla voladora”, en su infancia, logró criar a sus hijos sin recurrir a la violencia como castigo y hoy, al ser abuela, no le gustaría ver crecer a sus nietos con estos correctivos.
“Nosotros crecimos con esa educación por parte de nuestros padres, el chancletazo, los pellizcos, y eso nos ayudó bastante ahora que somos adultos. Pero creo que yo nunca fui así, nunca crecí a mis hijos así. Es solo hablar a los niños con mucha paciencia, no es necesario llegar a los pellizcos o golpes, porque a la larga ellos crecen con la idea de que está bien y se hace una cadenita que sigue”, opinó.
Al igual que Juanita, Miguel Chan, de 45 años, encuentra correcta la decisión de los diputados al aprobar esta reforma, pues es una forma de evitar que los menores crezcan con traumas.
“Los que crecimos de esta forma quizás sí tengamos una educación más centrada, pero hoy son otros tiempos, ya eso de golpear está mal visto. Me parece bien esta idea porque ya muchos niños crecen con violencia en sus casas y, parece que no, pero se les lastima”, dijo
Por otro lado, hay quienes opinan que considerar el maltrato infantil como un delito puede ser muy exagerado, como lo planteó Silvia Gómez, de 32 años, al considerar que a veces es necesario recurrir a estos correctivos para evitar que los menores vayan en malos pasos.
“Estoy en contra del maltrato, pero siempre digo que una nalgada para un niño es más eficaz que decirle que no lo haga. En la actualidad, desde mi punto de vista, hay muchos jóvenes malcriados. No me parece que por un manotazo ya por eso vayas a parar a la cárcel, me imagino que habrá una investigación para saber los motivos por los que se le pega, no es solo denunciar por denunciar. Hoy los chamacos fuman y roban desde los 14 años, lo primero que dicen es ‘en dónde estaban los papás’, pero si no le puedo pegar, no le puedo decir nada, ¿cómo los ayudamos?”.
Otra de las víctimas de los jalones de oreja en su infancia fue María González, de 60 años, quien opinó que esta reforma afectará en la educación a las nuevas generaciones.
“El maltrato a los niños es algo delicado, pero también hay de extremo a extremo. nosotros quizás crecimos con otra educación en donde sí se nos daban unas nalgadas, pero somos una generación que crecimos con otra escuela. A los niños de hoy se les da de todo, no se les toca, pero no tienen ni educación para incluso saludar, yo creo que a veces una corrección a tiempo nos evita problemas más adelante”, dijo.
Nuevas generaciones, con más facilidades para denunciar
En el Congreso de Quintana Roo se está impulsando una iniciativa para reformar la Ley de la Comisión de Derechos Humanos, con el objetivo de que niñas, niños y adolescentes puedan presentar denuncias cuando sientan que se han violado sus derechos, sin la necesidad de contar con un representante legal. Además, se establece que las autoridades estarán obligadas a dar el seguimiento correspondiente a todas las quejas presentadas.
Entre los derechos de los menores que pudieran ser vulnerados, según las leyes en el estado, se contempla el vivir una vida libre de toda forma de violencia y a que se resguarde su integridad.
Susana Hurtado, diputada promoventes de la iniciativa, explica que los niños son más propensos a sufrir violaciones a sus derechos y, a pesar de ello, los adultos no les creen cuando se les dice que han sido víctimas de una agresión en la escuela, el parque o el hogar, por ello es necesario ampliar los caminos para que los menores denuncien y sean escuchados.
“Ha sido un tema al que no se le ha dado seguimiento, precisamente porque el adulto no le cree o en su defecto porque no tienen tiempo. Con esto le estamos dando más derechos a los niños. Estas denuncias abarcan todo momento en el que hayan sido violentados, agredidos no solo a sus derechos humanos, sino también a su propia integridad física, emocional, y psicológica, en todos los casos serán los funcionarios los obligados de acompañar al menor y dar seguimiento a la denuncia formal”, explica la diputada.
Por el momento, la iniciativa no contempla un protocolo de atención a los menores, pues el primer paso es reconocer este derecho de denuncia de los menores ante la ley.
“Contemplamos que se puedan atender directamente en las oficinas de la Comisión de Derechos Humanos o en el DIF donde habrá funcionarios públicos que escucharán y atenderán los casos. Tenemos contemplado sentarnos y platicar con la presidenta de Derechos Humanos para que veamos el protocolo, lo que queremos ahora es establecerlo como ley para levantar la denuncia”, agrega.
Por otro lado, Susana Hurtado reconoce que, más allá de fomentar la fragilidad de las nuevas generaciones, lo que se busca es apostar por una sociedad más informada sobre los derechos humanos y la participación ciudadana en contra de cualquier acto de violencia que atente contra estos derechos.
“Hoy tenemos que darles a los niños las herramientas necesarias para crear hombres y mujeres, capaces con una visión integral en la que no tengan temor a poder ir creciendo psicológicamente, socialmente, físicamente y culturalmente porque tienen las herramientas para hacer lo pertinente. Y hacer que nuestro futuro, hablando de niñas, niños y adolescentes, puedan defender un estado tan bello y próspero como lo es Quintana Roo”.