Son tiempos frenéticos a pocos días del cierre de las campañas. Xóchitl Gálvez acaba de terminar un mitin. Es mediodía y cae un sol de plomo en Atlacomulco, uno de los pulmones priistas del Estado de México. Entre una marea de gente, la candidata logra alcanzar el autobús de campaña. Antes de cerrar la puerta, encaramada en las escaleras, se disculpa con sus seguidores: “No puedo hacerme fotos, lo siento. Tengo otro mitin ahorita”. A la carrera sube al autobús, se sienta y pide unos minutos para maquillarse ella misma antes de posar para las fotos de la entrevista. Al acabar, atenderá dos llamadas telefónicas mientras almuerza una torta y un refresco de manzana. Y todavía le dará tiempo a grabar unas píldoras en TikTok justo antes de llegar al siguiente acto electoral del día.
En medio de este frenesí, la candidata de la coalición opositora de PAN, PRI y PRD atendió el viernes pasado a EL PAÍS durante casi una hora para repasar la larguísima carrera electoral. Pese a la distancia lejana donde la colocan casi todas las encuestas frente a la aspirante de Morena, Claudia Sheinbaum, confía en un “voto oculto de una dimensión tremenda”. Habla de la compleja relación con los partidos de su alianza y la polémica oferta de declinación del candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, el tercero en liza. Sobre una hipotética derrota, no da pistas sobre su futuro, que no tiene amarrado con ningún puesto en el Parlamento, como suele suceder. A sus 61 años, la candidata entra también en el terreno personal, sus orígenes humildes en un pueblo de Hidalgo, un padre alcohólico, el video de su hijo borracho y armando bronca. No se arrepiente de nada, tampoco de las duras acusaciones y el tono áspero de los debates, aunque reconoce que los ataques a su hijo han sido el peor momento durante la carrera.
Pregunta. Después de prácticamente un año de recorrer el país y estos últimos tres meses de campaña ¿Cómo se siente?
Respuesta. Yo me siento muy bien, aunque la verdad, sí es agotador. Afortunadamente siempre he sido una mujer muy fuerte. No me he enfermado un solo día en 11 meses. Del estómago de repente que comes algo y te cae mal. Una vez en Sinaloa me comí unos camarones y me sentí súper mal una noche, pero así toda deshidratada me levanté al mitin. El domingo me insolé y luego fui al debate. Pero nada grave, nada delicado, con mucho ánimo y energía.
P. ¿Cuáles considera que fueron el mejor y el peor momento de la campaña?
R. El mejor momento, por supuesto, ha sido la marcha rosa y el segundo debate. Me fue muy bien. Y el más difícil, quizás el momento en el que suben un video de mi hijo en estado de ebriedad. No tanto porque fuera de una gravedad brutal, porque mi hijo finalmente no está cometiendo ningún delito. Pero el contenido del video va contra el respeto a las personas que yo siempre he fomentado. Fue muy penoso, lo hicieron porque sabían que me iban a afectar emocionalmente. Al final lo único que me encontraron fue un hijo borracho, no me encontraron cuentas bancarias, propiedades, negocios ilícitos. Mis empresas las tengo desde hace 32 años y todo ha sido legal y no hay nada indebido como empresaria.
P. Ha sido una campaña bronca, ha habido ataques y acusaciones fuertes.
R. Porque el presidente [Andrés Manuel López Obrador] se mete. No tendría que ser, pero él todo el tiempo apoyó a su candidata. Estuvo intimidando desde Palacio Nacional. Lo que queda claro en esta campaña es la corrupción. No hubo ninguna diferencia con los partidos del pasado. Tanto se quejaban del PRI. Lo de Segalmex, la corrupción de [Rocio] Nahle. La corrupción de los hijos del presidente, lo del ministro [Arturo] Zaldívar presionando jueces y magistrados es una cosa terrible.
P. En el segundo debate acusó a Sheinbaum de narcopresidenta ¿No hubiera sido más productivo para su estrategia lanzar propuestas, no entrar a golpes directamente?
R. Creo que siempre puse las propuestas, pero obviamente lo que la gente recuerda son los trancazos. Tanto los de ellos como los míos. Nadie se acuerda de las propuestas. Es la única manera en que la gente despertó. Cuando se dan cuenta de que pueden perderlo todo. Así empezó Venezuela, con un atentado contra la democracia, un control de las instituciones. Ellos se quieren apoderar del INE [Instituto Nacional Electoral], de la Corte, no conocen la democracia, es un autoritarismo brutal.
P. ¿Se arrepiente de algo durante la campaña?
R. No, porque empecé muy abajo y estoy terminando muy arriba. Ha sido una campaña por demás exitosa.
P. ¿No se arrepiente de haber pasado al escalón federal en lugar de la ciudad, donde parecía que tenía más posibilidades de ganar?
R. No, porque voy a ganar la presidencia. Hay un voto oculto de una dimensión tremenda. La última elección de Turquía fue una gran sorpresa, todo el mundo daba como ganador al presidente y las encuestas fueron exactamente al revés. Y lo que pasó con [Javier] Milei. Yo estoy segura que a los mexicanos no les gusta la mala vida.
P. ¿En qué se basa para confiar en ese voto oculto?
R. En la calle, soy callejera, soy de base, de caminar. El otro día entré a Tepito, esperaba chiflidos, huevazos, no hubo nada. Fotos y más fotos. Mi historia es una historia que genera empatía, porque vengo de abajo y estoy segura que la historia va a pesar. Puede inspirar a muchas personas porque viví lo mismo, se van a poner en mis zapatos. Sé que voy a ganar, porque la gente, los campesinos, los agricultores, los maestros, los doctores, los papás de niños con cáncer, las feministas están enojados, son demasiados agravios de este hombre [Andrés Manuel López Obrador].
P. ¿Hay algún líder internacional que sea su referente?
R. Angela Merkel o Nelson Mandela. Me considero una socialdemócrata, voy a ejercer el poder de una manera distinta, pensando en el crecimiento económico de México. No estaré peleada con las energías renovables ni con la inversión privada, pero buscaré siempre justicia social. Claudia no sabe lo que es vivir en la pobreza, no tiene idea lo que significa levantarte en un pueblo y no saber si ese día vas a comer o no. Eso me hace sentir una enorme empatía con los pueblos indígenas. Tampoco sabe lo que es emprender un negocio, por eso les es muy fácil estigmatizar a los empresarios, creen que todos son millonarios y no es cierto, hay empresarios que apenas tienen dos o tres empleados, que apenas sacan la nómina.
P. ¿Cómo ha sido la relación como compañeros de viaje con los partidos de la coalición?
R. No ha sido fácil. Yo había sido una mujer que había combatido siempre contra el PRI en mi Estado y sí fue un poco complicado ir entendiendo a los partidos. Pero también me di cuenta de cómo el gobernador de mi Estado con el que tanto combatí acabó yéndose a Morena. Personajes impresentables acabaron aliados con ella y todo por la ambición de poder. Yo logré que en algunos casos no nombraran candidatos que a mí me parecía que no podían estar. Hubo algunos candidatos que no llegaron. Varios.
P. En caso de ser presidenta ¿Cómo sería la arquitectura con los tres partidos?
R. No. Los partidos tienen muy claro que van a estar en el Congreso con un programa de Gobierno que hicimos juntos. Está claro cómo queremos gobernar y para qué queremos gobernar. ¿Quiénes van a gobernar conmigo? Tienen que ser personas absolutamente honestas. He propuesto que todos se sometan a un análisis de evolución patrimonial. Tienen que demostrar de dónde salió todo lo que tienen, debe quedar muy claro. Y deben ser expertos en la materia, no va a llegar alguien solo porque sea leal conmigo, como hace el presidente. Hay algunos nombres que he visualizado. Por ejemplo, del PRI: Dulce María Sauri, Beatriz Paredes, Marcela Guerra, Enrique de la Madrid, Ildefonso Guajardo, Fernando Galindo. Tres hombres y tres mujeres a los que yo les tengo mucho respeto.
P. ¿Alejandro Moreno (presidente del PRI) ha sido un buen compañero de viaje?
R. Sabe su oficio político, es polémico. Ha sido muy respetuoso conmigo, me han dado mi espacio, me han dejado ser. Por ejemplo, yo les pedí que me dejaran hacer campaña a mí. Me dan mi espacio y ellos están haciendo su campaña también. Ha sido muy positivo para todos.
P. ¿Ha sentido machismo dentro o fuera de los partidos en algún momento de la campaña?
R. Yo soy una mujer sumamente resiliente, he vencido todo, desde un papá alcohólico, violento. Lo enfrente abiertamente, salí de Tepatepec y llegué a la ciudad. Vencí lo que significa llegar a una ciudad tan violenta, trabajar y estudiar. Fue tremendo. Lo del delito de mi hermana, que me lo tratan de endosar, pero yo no soy su mamá. Entiendo que las dos venimos de entornos violentos y que yo tuve la capacidad de darle la vuelta y quizá ella no pudo. Para mí fue muy difícil esta situación, me quedé con sus dos hijas y las saqué adelante.
La única vez que he enfrentado violencia política en razón de género ha sido al enfrentarme con el presidente de la República, que es un hombre machista. No reconoce la trayectoria de una mujer que se hizo por sí misma. Por eso metí el juicio y se lo gané. Estoy segura que va a acabar en el catálogo de violentadores.
P. ¿Cuál sería la primera medida que tomaría como presidenta?
R. Un gran mensaje de unión, acabar con la división, con la polarización. Esto que dijo el presidente, que en la Ciudad de México viven los fifís. No. Ningún país sale adelante dividido, polarizado.
P. ¿Qué haría con Pemex, que es uno de los grandes problemas del Estado?
R. Sé lo que cuesta perder dinero. Pemex tiene que ser una empresa rentable, no puede seguir chupándose el dinero de las medicinas, de las escuelas, de los hospitales, de las becas para los niños. Tenemos que buscar un modelo de negocio que sea rentable. Pemex tiene su peor producción petrolera en la historia. Hay que invertir el dinero donde deja. En exploración. Y hay que meter al sector privado.
P. En caso de que gane Donald Trump la presidencia de Estados Unidos ¿Cómo negociará y dialogará con él?
R. Me he encontrado muchas veces con masculinidades como la de Trump. O como la del presidente actual, como mi papá, como un montón de machos que me he encontrado en la vida. No habría ninguna diferencia, las sé controlar y enfrentar. Sin valentonadas, de una manera muy diplomática.
P. ¿Cómo ve la pelea por el Congreso?
R. Será un Congreso dividido para cualquiera de las dos.
P. ¿Cómo negociaría?
R. Toda mi vida he negociado, cuando fui comisionada de los pueblos indígenas no tenía mayoría en el Congreso y saqué varias leyes con la oposición. Estoy convencida que si presentas cosas inteligentes en beneficio de la salud, de la educación, de la infraestructura, no te van a decir que no.
P. ¿Las encuestas que manejan ustedes le dan la mayoría calificada a Morena?
R. Depende de la participación. Si tenemos más de un 63% de participación podríamos tener mayoría nosotros. El triunfo depende de la participación. Si participa un 55% del padrón yo no gano. Mi triunfo está ligado totalmente a que haya una participación del 62-63%.
P. ¿Cómo analiza a posteriori la oferta para la declinación de Máynez?
R. Yo no creo en eso. Fue cosa de los partidos. De Alito y de ellos. Yo creo que la gente va a hacer voto útil. Pero no hay que pedírselo, la gente es inteligente.
P. Cuándo plantearon esa propuesta, ¿lo consultaron con usted?
R. Lo plantearon en el cuarto de guerra y yo dije que no estaba de acuerdo, pero como los partidos hacen lo que quieren.
P. ¿En caso de que pierda, cuál va a ser su futuro? ¿Regresará al mundo empresarial?
R. Primero: yo ya gané, para nada soy una mujer frustrada, enojada con la vida. El día de la Marea Rosa en el Zócalo, cuando abrí esa puerta de mi hotel y salí a ver la plaza llena, yo dije: ¡No manches! Tú llegaste aquí con una caja de cartón con tu ropa a la central camionera y nadie creía que ibas a ser ingeniera. El paso que yo di para ser la oradora principal en el Zócalo es increíble. Estoy del otro lado de la vida, no tengo nada que perder. Por eso cuando pasó lo de mi hijo yo les dije, el día 3 yo voy a seguir teniendo a mi familia, que para mí es lo más importante en la vida. No hay nada más importante que mis hijos y mi marido, soy una mujer de familia, de valores. No sé qué pase el 2 [de junio], pero yo seguiré siendo una mujer feliz, infeliz no, ni depresiva. Tengo mucha confianza en que van a tomar una decisión inteligente. Lo veo en los ojos de los mexicanos.
P. Entonces en caso de que los resultados no le favorezcan, ¿regresaría con su familia?
R. No tengo plan B, no existe.
P. ¿Se ve como líder de la oposición?
R. No lo sé. Voy a ganar el domingo.
P. ¿Ese es el único horizonte que contempla?
R. Ahorita sí. Pero soy una demócrata y sé reconocer resultados, a lo largo de mi vida he reconocido cuando gano y cuando pierdo.