Los cruces a través de la frontera sur disminuyeron en junio, a casi un mes de que la Administración Biden pusiera en práctica las nuevas políticas que restringen la tramitación de asilo y que, a su vez, repercute en la muerte de decenas de emigrantes que a pesar de los impedimentos intentan llegar a Estados Unidos. Las detenciones por parte de la Patrulla Fronteriza alcanzaron su nivel más bajo en tres años, desde que Joe Biden llegara a la Casa Blanca, y junio emerge como el cuarto mes consecutivo de disminución de los arrestos en la frontera con México.
Aunque la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) no ha publicado las cifras oficiales de detenciones de junio, un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional declaró a NBC News que los agentes de la Patrulla Fronteriza detuvieron el mes pasado a poco más de 84,000 migrantes, un 30% menos que en mayo, cuando el número de detenciones fue de poco más de 117,000.
Por una parte, la Administración demócrata, que sostiene una fuerte presión política para que frene el flujo a través de la frontera, asegura que la disminución de cruces ilegales se debe a la medida firmada el pasado 4 de junio, que faculta a las autoridades estadounidenses de cerrar la frontera a los migrantes que solicitan asilo si los cruces ilegales superan los 2,500 diarios. En su reciente debate presidencial, donde fue esencial el tema de la emigración, Biden se jactó de que, tras el cambio en sus leyes migratorias, un 40% menos de personas están cruzando ilegalmente la frontera.
Por otra parte, funcionarios estadounidenses dijeron a NBC News que la disminución en las cifras también se debe a las altas temperaturas de los meses de verano, que han sobrepasado los 100 ºF (40 ºC) y, además, al papel que han jugado las autoridades de México en la detención del flujo migratorio. En los últimos tiempos, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha puesto mano dura a las deportaciones desde el sur de su país, y ha tomado otras medidas para detener las oleadas de migrantes que se trasladan en trenes, autobuses o a través de aeropuertos. A inicios de este año, tanto Biden como López Obrador aseguraron que sus asesores de seguridad nacional trabajarían “juntos para implementar de inmediato medidas concretas para reducir significativamente los cruces fronterizos irregulares y al mismo tiempo proteger los derechos humanos”.
Las políticas restrictivas de Biden y las muertes en la frontera sur
En enero de 2021, el mes que Biden asumió su puesto como presidente de Estados Unidos, se reportaron los números más bajos de cruces ilegales hasta ahora. Fue la última vez que estuvieron por debajo de los 97,000, cuando la Patrulla Fronteriza detuvo a unos 75,000 migrantes. Hasta que Biden implementó su nueva política, los cruces irregulares ascendían a unos 4,000 por día, según cifras del Departamento de Seguridad Nacional. Desde inicios de junio, tras la medida anunciada por el presidente, se pueden suspender los procesos de asilo si el número de cruces ilegales en los últimos siete días superan los 2,500, y se reanudan cuando estén por debajo de los 1,500, un número, según ellos, manejable para que las autoridades puedan procesar a los solicitantes.
En declaraciones a la prensa, el subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración, Blas Núñez-Neto, aseguró que dichas medidas “son mucho más fuertes que las que se han tomado anteriormente en base a la proclamación presidencial que suspende la entrada de personas en la frontera”. “Los cambios en cómo vamos a procesar a las personas van a resultar en la expulsión casi inmediata de la gran mayoría de las personas que se encuentran en la frontera”, insistió. Núñez-Neto explicó que hay excepciones en estas políticas, en especial para niños, emergencias médicas, víctimas de trata o personas que estén en situación de amenaza para la vida.
Las medidas de Biden, que le anota puntos de cara a las elecciones de noviembre próximo, también han sido muy criticadas por activistas que afirman que son políticas que desprotegen y ponen en riesgo la vida de muchas personas, a la vez que violan las leyes internacionales de refugio y protección a personas que huyen de contextos hostiles. Las restricciones, tal como sucedió en el pasado con el llamado Título 42, podrían alentar a los migrantes a cruzar de manera ilegal la frontera en reiteradas veces, y exponer su vida a los peligros que esto conlleva.
De hecho, los resultados se han comenzado a ver desde ya. Algunos activistas, de acuerdo con datos de la Patrulla Fronteriza y los reportes de prensa, han contado que al menos 25 migrantes han muerto en el desierto o ahogados en canales en las últimas cuatro semanas, huyendo de los operativos en territorio mexicano y en medio de las medidas restrictivas del Gobierno de Estados Unidos. De acuerdo con la agencia EFE, representantes de organizaciones civiles de Ciudad Juárez dijeron que el pasado miércoles se registró la muerte de cuatro personas en el desierto estadounidense de El Paso, Texas, y otra persona fue encontrada ahogada en el canal de esa ciudad. Otros de los cuerpos se hallaron el 31 de mayo en el desierto de Nuevo México.
Aun así, a unos pocos meses de las elecciones presidenciales, los favoritos no acaban de proponer una solución a los millones de indocumentados, y se debaten en quién es el mejor deteniendo el flujo fronterizo. Mientras Biden aseguró en el primer debate que seguirá “avanzando con lo que podemos hacer con más Patrulla Fronteriza y más oficiales de asilo”, Donald Trump criminalizó a los migrantes llamándolos “asesinos” o “delincuentes”, e insistió en que “tenemos que sacar a muchas de estas personas, y tenemos que sacarlas rápido, porque van a destruir nuestro país”.