1 de Octubre

ABC de los Derechos, por Edgar Cortez

El inicio de octubre será el principio de una nueva etapa para el país. Una mujer será la primera presidenta de México y todas las expectativas están abiertas.

Este hecho rompe siglos de obligar a las mujeres a permanecer en lugares invisibles y de permanecer sujetas a los varones.

En México apenas en 1955 las mujeres pudieron ejercer el voto por primera vez. Casi un cuarto de siglo después, en 1989, Griselda Álvarez fue la primera mujer gobernadora en el estado de Colima.

En tanto que tener un Congreso, Senado  Cámara de Diputados, con 50 por ciento de mujeres sucedió apenas en 2018. Hasta que ahora acontece que una mujer ocupe la presidencia.

Este camino construido por la mujeres ha debido sortear numerosos y diversos obstáculos, como que los partidos  políticos pusieran a las mujeres como candidatas en distritos donde habían pocas posibilidades de ganar, o que registraran a mujeres como titulares y como suplentes a un hombre, para luego obligar a la mujeres a renunciar y dejar el puesto al varón. A esta mala práctica se le conoció como las “juanitas”.

Que estemos a punto de tener a una presidenta, no significa que socialmente se haya erradicado todos los prejuicios contra las mujeres.

Aún hay muchos hombres que dudan que una mujer está capacitada para dirigir el país y albergan temores.

También se escuchan numerosas dudas de si Claudia Sheinbaum será capaz de gobernar por sí misma o si será una especie de imagen para que López Obrador gobierne en los hechos, y muchas otras especulaciones machistas.

Personalmente estoy convencido que a partir del 1 de octubre se empezará a construir otro modo de hacer política en México, puede ser que haya cosas que no me gusten pero seguramente el país empezara a ser diferente.

El país tiene muchos pendientes que atender y construir soluciones urgentes que cierren la brecha de la desigualdad en la mayor medida posible.

En esa lista están construir seguridad en todo el país pero prioritariamente en esas regiones que están bajo una gobernanza criminal; reformar el sistema de justicia para que no vivamos en un sistema de impunidad sistemática; que la corrupción sea combatida efectivamente para que los corruptos sean sancionados y los recursos robados regresen al erario público; que se den pasos para revertir la militarización de la seguridad; que el sistema de salud sea capaz de atender a las personas más pobres y vulnerables…

Cada persona que lea esta colaboración puede sumar sus propias expectativas.

El gobierno de Claudia Sheinbaum no hará milagros pero sí creo que marcará una diferencia. Edgar Cortez

Compartir:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *