La inmigracion, que algunos aún rechazan, acabará ganando la batalla, pues todos los países del mundo, en particular Estados Unidos y Europa, se están rehaciendo a través de la migración.
La Inglaterra de antaño, la Francia aristocrática, la España monárquica y el propio Estados Unidos han cambiado en gran medida a causa de la inmigración y son naciones diferentes a las que eran hace unas tres décadas.
Los migrantes, que han huido por la inseguridad de sus países y buscan oportunidades económicas, están aumentando la población de esos países que no tenían crecimiento poblacional, también están cambiando la composición de la fuerza laboral y en el mediano plazo cambiarán la fisonomía social y económica.
Hoy los migrantes han permitido que la población crezca y que haya un nuevo mestizaje en el mundo.
Estados Unidos, por ejemplo, tiene una fuerza laboral de 6.5 millones que proviene de la migración conformada por unos que cruzaron del sur, otros que pidieron asilo y muchos que no los registran las vías legales pero que viven y trabajan en el norte.
Estos inmigrantes provienen de 12 países de América Latina y el Caribe, encabezados por México, Venezuela y Honduras; mientras que los estados que eligen para llegar son Florida, Texas, California, Nueva York y New Jersey.
Pero la mayoría de los migrantes son personas con una educación menor a los ciudadanos nativos de los Estados Unidos y por ello tienden a ganar menos, muchos trabajan sin permiso, y desde luego ejercen una presión salarial a la baja sobre los salarios de los nacidos en Estados Unidos.
Pero que quede muy claro: todos los migrantes legales e ilegales lo primero que hacen al trabajar es pagar los impuestos federales, ayudando con ello a reducir el déficit federal ¡¡¡los obreros, meseros o cocineros que uno ve detrás de estas actividades pagan sus impuestos!!!De cara a los años que vienen, independientemente entre quién gane Trump o Kamala, hay que decir en voz alta que los migrantes llegaron para quedarse, sin ellos no se explica la economía de Estados Unidos, aunque en los discursos los discriminen, la vida real los legitima como algo indispensable y que está revolucionando la vida interna de los Estados Unidos y de la propia Europa.