Puebla le entregó todo el poder: ganó la gubernatura de manera contundente y la alianza que construyó le permite tener 34 de los 41 diputados y al menos 132 de las 217 alcaldías
Alejandro Armenta Mier, el arquitecto de la coalición con la que ganó la gubernatura de Puebla, ha aprendido a esperar y medir los tiempos, a esperar y formar alianzas. Aplicó paciencia y perseverancia, indispensables en el arte marcial que practica, para alcanzar metas que en política parecen imposibles, como conseguir un millón 908 mil 954 votos, convertirse en el candidato más votado y también en un gobernador con poder absoluto.
Fue presidente municipal del municipio de Acatzingo en el periodo 1993-1996, cargo de elección popular al que fue postulado por el entonces poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI); entre 1996 y 1999 fue diputado suplente en el Congreso del Estado y de 2002 a 2005 fue legislador local por el distrito 18.
De 2015 a 2018 fue diputado federal por el distrito 7 de Puebla y fue en este periodo que tras acudir a un evento organizado en 2017 por Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en contra de la corrupción comenzó a trazar una ruta alterna en su carrera política. Su entonces partido, el PRI, lo suspendió temporalmente de su militancia. En abril de ese año Armenta se adelantó a sus dirigentes: anunció su renuncia al partido y su incorporación a Morena, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador.
Desde el 1 de septiembre de 2018 fue senador de Morena representando a Puebla; en el Senado fue presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público y de la Comisión Bicameral de disciplina financiera de las entidades federativas y los municipios. También integrante de las comisiones de Economía, de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural, de la Comisión de Federalismo y Desarrollo Municipal y de la Comisión de Relaciones Exteriores.
Como espectador en primera fila de las negociaciones que emprendían lo mismo el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus operadores políticos que Ricardo Monreal Ávila, un viejo y colmilludo político, que comenzó a esbozar las alianzas que lo llevarían a la gubernatura de Puebla llevando bajo el brazo una licenciatura en Administración Pública y Ciencias Políticas por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y una maestría en Administración Pública de calidad en la gestión pública local en el Instituto Nacional de Administración Pública.
El largo camino a la gubernatura
Armenta Mier hizo su primer intento de llegar a la gubernatura en 2019, cuando en las elecciones extraordinarias organizadas por la muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo le disputó la postulación de Morena a Miguel Barbosa Huerta, quien había sido derrotado por Alonso Hidalgo en los comicios de 2018.
Alentado por Ricardo Monreal Ávila, quien a la postre tuvo que mediar entre Armenta y Barbosa, el hombre que este 14 de diciembre asume la gubernatura de Puebla impugnó en tribunales los resultados de las encuestas de Morena.
Tras aquella reunión de abril de 2019 en la que nadie sabe a ciencia cierta qué se acordó, tanto Barbosa como Armenta se prodigaron mensajes de apoyo y pocas, casi nulas fueron sus diferencias.
Esta fue quizá la primera negociación política de gran calado en la que participó Armenta. Lo que vino después fue una cascada de alianzas y acuerdos políticos, un intenso trabajo de tierra, y la defensa a ultranza de las reformas e iniciativas de López Obrador, como la defensa del litio Todo eso lo tiene, a partir de este sábado, en la gubernatura de un estado con 1 millón 692 mil habitantes.
La del 2 de junio, una victoria absoluta
La noche del 2 de junio la noticia fue que Armenta Mier ganó las elecciones y conforme se iban conociendo los resultados de la jornada electoral la nota fue lo arrollador e inobjetable de su triunfo que finalmente descansó en un millón 908 mil 954 votos, casi el triple de los más de 687 mil 341 conseguidos en su momento por el ex gobernador Miguel Barbosa Huerta.
Arrolló, Arrasó… a sus seguidores les faltaban adjetivos para nombrar lo que nadie esperaba. Nadie excepto él que durante 60 días de campaña había prometido contribuir con más de 2 millones de votos al triunfo presidencial de Claudia Sheinbaum Pardo. Y cumplió.
Le funcionó la alianza partidista, Sigamos Haciendo Historia, que construyó para impulsar su propia candidatura. En ella, cual Arca de Noé, navegaron juntos y no sin sobresaltos, Morena, Partido del Trabajo, Partido Verde Ecologista de México, Nueva Alianza y Fuerza por México.
Invitados o por decisión propia en la alianza cupieron sus ex compañeros priistas, como Javier Sánchez Galicia, Alberto Jiménez Merino, Valentín Meneses, Claudia Hernández Medina, Darío Carmona, Jorge Estefan Chidiac; también políticos que fueron hechura de Rafael Moreno Valle Rosas, como Antonio Gali Fayad y Marcelo García Almaguer. Otros que nacieron y morirán siendo caciques, como Ardelio Vargas Fosado, y más recientemente a la ex alcaldesa de San Pedro Cholula, Paola Angón Silva, militante del Partido Acción Nacional (PAN).
Cuestionado por abrir Morena Puebla a cuadros de otros partidos, Armenta siempre respondió que “es importante que la coalición logre incorporar cuadros que van a contribuir al proceso de fortalecimiento institucional de Morena” y pedía, como candidato, ver “más allá de los nombres”.
De Morena abrió espacio a personajes como Rodrigo Abdala, sobrino del exgobernador y ahora titular de la CFE, Manuel Bartlett Díaz; a Gabriel Biestro Medinilla, quien fue un operador de Barbosa Huerta, e incluso a familiares de Claudia Rivera Vivanco, la primera alcaldesa de Morena en Puebla capital.
Una vez que derrotó a su primo Ignacio Mier Velasco, que también quiso ser candidato a la gubernatura de Puebla, Armenta abrió espacios para el círculo cercano de su familiar: Fernando Manzanilla Prieto, Luis Antonio Godina y Antonio Hernández y Genis.
Los resultados
La coalición dio frutos: PVEM, FxM, PT y Panal gobiernan ya en la mayoría de los 217 municipios del estado. A muchos de sus ahora integrantes les fue fácil dar el brinco del PRI, el PAN o el PRD, sus ex partidos, a cualquiera de los que formaron Sigamos Haciendo Historia: bastó que asumirse como parte de la Cuarta Transformación y comprometerse a “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.
Entre la sangre nueva, pero con mucho pasado en la operación política, que nutrió a Morena se encuentra Carlos Barragán Amador, electo este año presidente municipal de Xicotepec, y Ardelio Vargas Fosado, cuya hija Guadalupe Vargas Vargas dejó el PRI para sumarse a Sigamos Haciendo Historia como candidata a diputada local postulada por el PVEM.
Y el poder absoluto
Al poder absoluto que otorga un millón 908 mil 954 votos hay que agregar que la Cuarta Transformación tiene también 34 diputados de Morena, PVEM, PT, FxM y Nueva Alianza. Sí, 34 de los 41 que conforman la LXII Legislatura y que han llevado a Armenta a afirmar que su “compromiso es con Puebla y en ese sentido, no atropellaremos el proceso legislativo, aún cuando tengamos mayoría absoluta”.
La aclaración de Armenta vino también porque Sigamos Haciendo Historia tiene 83 por ciento de los votos por lo que puede aprobar cualquier reforma sin negociar con las otras fracciones de las que el PAN tiene cinco diputaciones, una el PRI y una Movimiento Ciudadano.
Además en la presidencia municipal de la capital del estado gobierna ya José Chedraui Budib, un ex priista postulado por Morena, que hizo campaña de manera conjunta con Alejandro Armenta, por lo que politólogos consultados para este trabajo afirman que no se prevén motivos de desacuerdo en tanto que el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo e incluso la capital están en manos de simpatizantes de Morena.