Las orquídeas son plantas con una extensa diversidad; existen aproximadamente 30,000 especies en todo el mundo. Tan solo en la Península de Yucatán hay alrededor de 130 especies, de las cuales seis son endémicas.
En Yucatán no existe una red sistemática de tráfico de orquídeas, pero la venta irregular sí sucede en forma constante, especialmente en ciertas temporadas y en puntos como los alrededores del mercado Lucas de Gálvez.
La oferta se realiza tanto en mercados locales como en el mercado negro.
Muchas de estas especies se comercializan desde estados como Chiapas, Oaxaca y Veracruz, donde la extracción del monte es una actividad común.
Camilo Vallejo Cardoz, profesor de Biología y presidente de la Asociación Yucateca de Cactáceas y Suculentas, explicó que estas prácticas se remontan al siglo XVII, cuando las primeras expediciones llevaron especies a Europa.
En muchos de los casos, una de las principales preocupaciones es que las personas que compran estas plantas ignoran que han sido extraídas de su hábitat en forma ilegal.
“La mayoría que empieza en este hobby lo hace por una compra impulsiva. Una flor bonita, barata, y ahí empieza. Después buscan más información y se enteran de que es una práctica que puede ser ilegal o no regulada”, manifestó.
El impacto ambiental es otro de los factores que preocupan a los especialistas.
Para florecer, una orquídea puede tardar entre siete y 15 años, y su reproducción depende de condiciones muy específicas como la presencia de polinizadores, hongos microscópicos —que son micorrízicos— en los árboles y un ambiente sano.
“Si no hay orquídeas, no hay polinizadores. Si no hay hongos, no germina. Su tasa de germinación es muy baja y, si las seguimos extrayendo, cada vez habrá menos individuos capaces de reproducirse”, dijo Vallejo Cardoz.
Otra de sus amenazas más constantes es el cambio en el uso del suelo —común en actividades humanas— y la urbanización, que incluso representa una amenaza mayor que el comercio ilegal de estas especies.
“Sí hay una presión ligera sobre la extracción, pero lo que realmente afecta a las orquídeas es la pérdida de su hábitat”, aseveró.
Sobre el marco legal que las protege, el experto mencionó que a pesar de que la NOM-059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que es la encargada de regular la protección de la flora y la fauna, la aplicación es limitada y las sanciones son escasas.
De hecho, reconoció que no hay datos de casos específicos de multas en Yucatán.
Las especies incluidas en esta norma solo pueden ser comercializadas legalmente si provienen de Unidades de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre (UMA) o Predios e Instalaciones que Manejan Vida Silvestre (PIMVS).
Frente al panorama existente de este tráfico, Vallejo Cardoz hizo hincapié en que informarse es una de las acciones más inmediatas que pueden hacerse en contra de esta problema.
“En Mérida tenemos asociaciones como la de Cactáceas y Suculentas que fomentan el cultivo responsable. También está la Asociación Mexicana de Orquideología. Lo importante es evitar comprar plantas extraídas ilegalmente. A veces creemos que las estamos rescatando, pero eso solo incentiva al vendedor a seguir en esto”, indicó.
Asimismo, recomendó acudir a viveros legales o a personas que cuenten con los permisos y certificaciones para el comercio de estas plantas, aunque el precio de su venta sea más elevado.
“Aunque es un poco más caro, estás fomentando indirectamente o más bien directamente, la conservación de las orquídeas”, expuso.
Por último, destacó que adquirir estos ejemplares no es malo, siempre y cuando se haga con responsabilidad por la vía legal, y esto fomente su conservación por encima de su extinción.
“Todos tenemos la oportunidad de admirar a las orquídeas, solo que hay que hacerlo desde una vista más ética y responsable”.
(Con información de Diario de Yucatán)