México está en las puertas de una recesión económica, las señales son muy claras.
En primer lugar, las remesas que son la fuente de divisas más importante del país, mucho más que el petróleo y el turismo, cayeron 12% en lo que va este año, dólares que no están llegando al país y que representan una gran pérdida, si a eso le añadimos el impuesto que el congreso de los Estados Unidos posiblemente impondrá a las remesas, queda claro que la fuente principal de divisas está en riesgo.
En segundo lugar, la inversión de recursos públicos destinados a la infraestructura se han reducido en un 34% impactando el propio bienestar de la población, además el gasto en turismo y educación en los primeros meses se ha reducido significativamente.
Por último, la inversión extranjera directa se desplomó un 21% en el primer trimestre del año, según cifras del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.
Remesas, inversión extranjera directa y una recesión en los Estados Unidos, nos ofrecen los síntomas de una crisis económica que puede afectar a millones de mexicanos y cambiar el panorama que tenemos actualmente.
Si a esto le añadimos que el propio presidente Donald Trump ya entró al final de su luna de miel con sus electores y le están diciendo que es puro rollo, palabras huecas, esto nos pone en una situación de alerta y nos obliga a vigilar estos síntomas para hacer el control de daños y que cualquier crisis económica que venga sea lo más leve. Las señales están ahí, es una crisis que se acerca, y hay que actuar en consecuencia, no hacerlo es dejar que llegue esa crisis y afecté a los que menos tienen.