Las mascotas han escalado a la cima de la pirámide social, antes se les asociaba a una función, algo que todavía sucede en las áreas rurales, pero ahora también son objeto de amor, atención y dinero para sus gastos.
Con la vida urbana, la tecnología y ahora con la inteligencia artificial se ha generado soledad, y en respuesta, las personas han recurrido como nunca a sus mascotas para satisfacer el déficit de compañía en que viven.
Casi podríamos hablar de una familia multiespecies que funciona como una familia convencional, incluso se ha cambiado la legislación en muchos países y hoy no se habla de dueños, si no de tutores, ya que a juicio de muchos los animales no son objeto de pertenencia.
En paralelo, la industria de alimentación y ocio para mascotas ha crecido, en México se estima que supera los 3,500 millones de dólares anuales. Es común ver como en las tiendas departamentales el área de niños va disminuyendo y al mismo tiempo la de animales de compañía va creciendo.
Hoy, en muchas ciudades, hay hospitales especializados, muchas familias incluso se endeudan para financiar los gastos médicos de los animales, los vínculos son cada vez más profundos y el duelo por la pérdida es casi como el de una persona, en Estados Unidos ya hay cementerios de mascotas y otras cosas más que van creciendo en las sociedades donde nacen menos niños y hay más perros y gatos. ¿Hacia dónde vamos? Eso se irá definiendo conforme la soledad urbana vaya aumentando en esta transición demográfica. Lo que no hay duda es que las sociedades urbanas y la revolución tecnológica han provocado este nuevo fenómeno que está entre nosotros y va perfilando una nueva sociedad multiespecies, donde los seres humanos hemos sustituido los hijos por animales de compañía.