La casa de lujo Dior reconoce la diversidad cultural de México

La relación que tiene la casa francesa de lujo Dior con nuestro país se remonta desde hace varios años. México ha sido fuente de inspiración de algunas de sus exclusivas piezas y colecciones, como el vestido de noche Mexique que el propio Christian Dior diseñó en 1951 para la colección otoño-invierno y que en 2019, Maria Grazia Chiuri, la actual directora creativa, recuperó para la colección crucero inspirado en las escaramuzas.

Asimismo, a finales de los años 40, la casa de moda autorizó a Madame Rostan, diseñadora francesa radicada en México a confeccionar piezas de alta costura para distribuir en la tienda departamental El Palacio de Hierro, lo que representa su primer acercamiento con nuestro país.

Por si fuera poco, el pasado mes de mayo, por primera vez, la maison presentó en nuestro país su colección Crucero 2024, inspirada en las mariposas y Frida Kahlo, que de acuerdo a la firma, fue un homenaje a la cultura mexicana, “Cada colección cruise es una oportunidad para celebrar el savoir-faire y culturas del mundo. A través de estas emocionantes colecciones la directora creativa destaca el arte y figuras emblemáticas”, se explicó en un comunicado.

En dicha colección colaboraron comunidades artesanas del país, para la creación y confección de las más de 30 piezas que se presentaron en el antiguo Colegio de San Ildefonso y a las que ahora, la firma reconoce con la iniciativa Gala Kaluz que recientemente celebró su segunda edición.

Esta alianza con el Museo Kaluz, se traduce a una celebración de diversidad cultural en México y que representa la visión compartida de creatividad y compromiso social que tienen ambos, pues cabe recordar que el recinto cultural inaugurado en 2020 en el Centro Histórico de la Ciudad de México tiene el objetivo de resaltar y perpetuar el arte, las tradiciones y la historia del país.

En esta ocasión, la gala se centró en enaltecer los invaluables aportes de las mujeres al arte y la cultura mexicana, donde la maestra artesana Martina García Cruz, fue homenajeada por su trayectoria en la industria textil que ha dejado una huella imborrable en el sector.

“El reconocimiento de mi trabajo de una vida común (como yo lo veo), y que sea reconocido y valorado es algo que nunca me imaginé, sobre todo, cuando esta marca tan importante que ha recorrido el mundo, mire mi trabajo, creo que es algo importante porque de alguna manera se valora todo el trabajo de los artesanos y de las artesanas, de alguna manera abre estos espacios, y caminos”, compartió a Círculos la artesana.

Añadió, que la importancia de tener este tipo iniciativas, les permite “visibilizar de alguna manera todo el trabajo artesanal, porque es ahí cuando nosotros nos damos cuenta la importancia y el poder de conservar todas estas técnicas”.

Martina, como toda niña de su época y legado generacional, comenzó a trabajar con el telar de cintura desde muy temprana edad (cinco o seis años) y solamente se dedicaba a tejer el ayate. Conforme va creciendo, comienza a emplear nuevas técnicas y más complejas, “junto con mi mamá y mis abuelas, trabajábamos solamente el ixtle, la fibra del maguey. A los 12 años empiezo con los hilos de algodón y desde ahí nunca más volví a dejar el telar. Heredé de mis abuelas el telar de cintura, solo con el ixtle, y ahora sigo con esta herencia que ya hasta mis nietas adquirieron”, compartió orgullosa.

Uno de los problemas que vive la comunidad artesanal mexicana es el plagio, que en los últimos años se ha convertido un tema controversial, ya que marcas y diseñadores internacionales, han sido denunciados por los propios maestros artesanos, a lo que García comentó, “Es verdad que se han dado todo tipo de plagios, de apropiación cultural, pero no solo de las marcas internacionales; es un problema que desgraciadamente se da dentro de la comunidad. Por eso, la importancia de entender todo el valor cultural que representa nuestro trabajo, porque no es solo de las marcas internacionales”.

Asimismo, opinó sobre el regateo, “no regatear significa, no minimizar el trabajo de cada artesano, valorar el trabajo en todo su proceso es algo que poco a poco hemos ido aprendiendo a valorar nuestro mismo trabajo. Creo que estamos en un proceso en donde poco a poco estamos aprendiendo. Si vemos una pieza terminada y no conocemos su proceso, es ese momento cuando nosotros podemos no valorar y es cuando se da el regateo por un desconocimiento, creo yo”, finalizó.

Compartir:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *