Más de 20 días de silencio público concluyeron la noche del miércoles con un tuit de Marcelo Ebrard en el que se felicitaba de su reunión con Clara Brugada, la candidata de Morena para el gobierno de Ciudad de México. “Muchos años de trabajo en común defendiendo convicciones y construyendo igualdad. Le deseo el mayor de los éxitos!!!”, decía el mensaje. Atrás quedaron los días de campaña por la candidatura presidencial donde el excanciller se rodeaba de seguidores.
Ahora es él quien presta los muchos apoyos que tiene entre los morenistas. Lo ha hecho de nuevo este jueves con quien se perfila como cabeza de cartel del partido guinda para gobernar Chiapas, Eduardo Ramírez: la mano en su hombro, en un segundo plano, figura Ebrard. Si Brugada y Ramírez ganan, el excanciller puede contar con dos amigos políticos con poder ejecutivo. Morena es un partido joven que va armando sus corrientes internas para imponer su peso. Los marcelistas tienen mucho terreno ganado, son un grupo sólido.
Perdida la encuesta que dio vencedora a Claudia Sheinbaum para abanderar el partido y presentarse a las presidenciales de junio de 2024, el canciller debe reinventarse y recolocar a su gente, consolidar cimientos en busca de construir un nuevo edificio o, si se prefiere, un nuevo piso de la Cuarta Transformación, movimiento que no quiso abandonar a pesar de su enfado con el partido y su presidente, Mario Delgado.
En esa intención pueden enmarcarse estos encuentros que ha sacado de su silencio a Ebrard. ¿Quién solicitó la reunión del miércoles? En los cuarteles de Clara Brugada solo dicen que “las cosas se han dado de forma natural”, pero se sabe que antes de verse esta vez, el excanciller había tomado contacto con ella otras dos anteriores, una para felicitarla por su designación como candidata. Brugada dice que en la cita, Ebrard contó sus experiencias como jefe de Gobierno en la Ciudad de México (2006-2012). “También intercambiamos las experiencias de la campaña, fue una plática agradable”, contestaba en la mañana de este jueves tras salir de un encuentro feminista en la capital. “Ideas y propuesta para el gobierno de la ciudad”, de eso se trató, ha explicado Brugada, quien encuadra esta reunión en un proceso de unidad partidista. “Ya hay gente de Marcelo trabajando en nuestro equipo”. ¿Sumará votos para Morena en la capital? “Claro que sí”.
En el entorno de Ebrard no van mucho más allá, son apoyos para el partido en campaña. Y también citan la palabra “unidad”.
Una cosa en común tienen Brugada y Ebrard, a buen seguro: la insatisfacción con una encuesta que al primero lo descabalgó de la candidatura y a la segunda la presentó como perdedora frente a su colega Omar García Harfuch, con una gran distancia, porque la encuesta se levantó, dicen, demasiados días antes de darse a conocer el resultado.
Pero las reglas mandan repartir con paridad de género las candidaturas y Brugada se hizo con ella. Habrán tenido mucho que comentar al respecto. En la foto enviada por la red social X no solo están ambos, también posa Sebastián Ramírez, antiguo vocero de Claudia Sheinbaum y actual presidente de Morena en la Ciudad.
Son tiempos de mucha componenda política en todos los partidos. Las especulaciones pueden ser demasiadas, pero generalmente los apoyos no se dan a cambio de nada y cabe preguntarse qué gana o qué busca el excanciller, que ahora se está reinventando. Tiempo atrás dejó claro que nunca desistiría en su intento de ser presidente de la República, pero ese día se atisba lejano aún. Son más quienes piensan que una buena baza para él en este momento es el control del partido y que a esa empresa dedica sus esfuerzos.
Su enemistad con Mario Delgado, de quien fue su mentor, alcanzó cumbres en los días que rodearon a la encuesta interna de Morena. Y aún siguieron después. En la reunión con Sheinbaum tras la cual anunció que se quedaban en Morena, el excanciller puso algunas condiciones, entre ellas que su círculo político tuviera espacios en las muchas candidaturas que se formarán para 2024, así como en los órganos de dirección del Comité Ejecutivo Nacional, las comisiones de encuestas, de elecciones… Y que se reconociera a su bloque como parte del partido. Pronto respondieron a esta última solicitud.
Delgado dijo que en Morena no hay corrientes, lo mismo que dejó claro Sheinbaum. A las críticas de Ebrard sobre su desempeño en el partido, Delgado exhibió las 17 gubernaturas ganadas y dijo que solo se debía a la militancia. La herida entre quienes fueron uña y carne está lejos de cerrarse. Y corrientes, haberlas las hay. El Camino de México fundado por Ebrard sigue su ruta. Quien siembra apoyos recolecta apoyos.
Ebrard ha vuelto y se pasea por los distritos electorales. Faltan muchos meses y muchas candidaturas. ¿Cuántos de sus afines logrará situar en puestos relevantes? ¿Hasta dónde se alargará su sombra? Está por verse. Será necesario ir más allá de junio para que se atisbe con claridad qué nivel ha alcanzado Ebrard una vez renacido de su fracaso.