“Jesús está vivo”, indicó el padre Sacramento durante la misa del Domingo de Resurrección en la Catedral, ante decenas de feligreses que asistieron para conmemorar la fecha más importante del calendario litúrgico católico.
La celebración incluyó el encendido del cirio pascual, la renovación de las promesas bautismales y las lecturas bíblicas correspondientes.
Con este acto culminan los 40 días de la Cuaresma y empieza el periodo de 50 días, conocido como tiempo pascual, que se extiende hasta la festividad de Pentecostés.
Durante la homilía, el padre Sacramento explicó que este tiempo representa una oportunidad para mantener el ritmo de participación dominical, al considerar que cada domingo debe ser visto como una celebración pascual.
“Estos domingos nos ayudan a todos nosotros a recuperar la importancia del domingo. Hoy celebramos el domingo de los domingos. Ojalá vengamos con gusto, que es justo lo que queremos recuperar”.
Asimismo, indicó que dar testimonio es una consecuencia directa de ese encuentro. Afirmó que el cambio personal debe ser visible, y que si no hay transformación en la conducta, entonces no hay una vivencia plena de la Pascua.
“Nosotros hemos estado con Jesús resucitado, lo han de notar. Imagínense termina y los demás no vieron en nosotros ningún cambio para bien. Pues si no hubo ningún cambio entonces no hubo pascua. Pascua es ser un poquito más, mejores personas. Pero no quedarnos ahí donde estamos. Es dar testimonio con nuestro cambio de vida”.
El sacerdote también destacó la necesidad de fortalecer una virtud concreta: la esperanza. Recordó que el lema del año jubilar que atraviesa la diócesis es “La esperanza no defrauda”, y que esa esperanza debe renovarse en la vida diaria, incluso en medio de dificultades.
La misa concluyó con la bendición pascual, la invitación a seguir participando en las celebraciones dominicales y el anuncio de que la Pascua se prolongará por siete semanas, en las que se recordará, cada domingo, la resurrección de Cristo.
