La celebración del Día de las Madres, costará 17.80% más, respecto al año pasado, dio a conocer la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
La organización realizó un sondeo de mercado respecto al costo de los artículos de mayor demanda durante el 10 de mayo y detectó que las familias tendrán que pagar más este año para festejar a mamá.
Los precios promedio detectados son:
- Flores con chocolates: 550 pesos
- Prenda de vestir, entre blusa o vestido: 1,100 pesos
- Tenis: 2,600 pesos
- Perfume: 2,900 pesos
- Joyería de fantasía: 1,000 pesos
- Ida al spa: 3,600 pesos
- Electrodomésticos, como centro de lavado: 38,499 pesos
- Refrigerador: 19,590 pesos
- Salir a un restaurante con 10 personas: 7,000 pesos
- Carne asada para 10 personas: 5,300 pesos
Las madres mexicanas son la piedra angular de la familia, se quitan el pan de la boca para dárselo a sus hijos, nunca se dan por vencidas ante la adversidad, la enfermedad o los problemas económicos. Por ello, el 10 de mayo, Día de las Madres, muchas mamás organizan y participan de los preparativos de su propia celebración, pues nunca son egoístas, siempre procuran el bienestar de la familia. El mejor regalo que una madre mexicana desea, más que cualquier cosa material, es que sus hijos, su esposo y sus seres queridos estén bien, con salud, trabajo y ánimo, un ambiente de armonía familiar. La felicidad de la madre mexicana es la felicidad de su familia. Para muchas de ellas, el 10 de mayo no es muy diferente al resto de los días del año, siempre están avocadas a atender las tareas del hogar. Por eso decimos que las mamás hacen ‘adobes’ al festejarse, porque son los muros que sostienen la casa”, explicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Anpec.
Según la organización, el miembro de la familia que más enfrenta los estragos de la inflación alimentaria, es la madre, quien generalmente se encarga de abastecer de alimentos el hogar y preparar la comida diaria que se exige en la manutención.
Durante la pandemia las madres de familia cargaron sobre sus hombros múltiples tareas que esta circunstancia extraordinaria demandó; apoyar a los hijos en las labores escolares a distancia, a los que enfermaron, a los adultos mayores, guardar sana distancia al realizar la compra de víveres y medicinas, lo que significa que en resumen, los estragos de la pandemia de Covid-19 cayó en gran medida sobre ellas.
Después de la pandemia, cuando todos pensamos que vendrían tiempos meores, nos pasaron a los consumidores la factura económica del Covid-19 con la inflación alimentaria. Se lean como se lean las estadísticas, en la postpandemia la inflación ha encarecido alrededor de un 35% el costo de los alimentos en nuestro país, golpeando con más fuerza a los más vulnerables, a las familias que viven del trabajo diario y destinan hasta 90 centavos de cada peso que ganan a la compra de alimentos, aquellos que viven apenitas, ya que no tan sólo se encarecieron los víveres, sino que también disminuyeron sus ingresos por pérdida de empleo o reducciones salariales”, relató Rivera.
En un comunicado la Anpec señaló que por esto cuando una autoridad trata de relativizar el costo inflacionario, las amas de casa que viven la “tragicomedia” diaria, no pueden creerlo, ya que ellas son las que hacen malabares para conciliar el bajo poder de compra con lo elevado de los precios.
(Con información de El Imparcial)