La energía eléctrica es el equivalente al sistema nervioso de cualquier economía, la energía nos permite desarrollar todas las actividades de nuestra vida.
Casas, escuelas, fábricas, caminos; todo tiene que ver con que haya energía eléctrica, con electricidad hay vida y sin ella hay parálisis.
En los últimos años ha dejado de crecer la generación de energía eléctrica en el país, provocando apagones en todo el territorio y esto empieza a limitar el crecimiento económico de México, ya es común decir “se fue la luz” y a veces tarda en regresar; esto incluso ha llevado a las autoridades a pedir que se limite el consumo de electricidad, tanto en los hogares como en las demás actividades económicas.
En épocas de calor la demanda aumenta y el sistema eléctrico trabaja en sus límites, es cuando los apagones son más recurrentes; pero también hay zonas del país, como el oriente y occidente, y sobre todo en Yucatán, donde el abasto se percibe crítico y se escucha que el horario de verano puede ayudar en esta crisis de abasto, pero sería una aspirina al cáncer.
Con los apagones vienen daños a los hogares, se echan a perder aparatos eléctricos que hay que cambiar y de cuyo costo nadie se responsabiliza, los gastos los asumen los propios consumidores, quienes a parte de no tener energía tienen que reponer sus enseres domésticos.
Aumentar la capacidad de generación de energía eléctrica es una necesidad, una urgencia, se deben instalar nuevas plantas de generación y explorar nuevas fuentes de energía como la eólica, solar, geotérmica e hidroeléctrica. Los apagones limitan el crecimiento de las actividades económicas que se requieren en el país, además dañan el patrimonio y bienestar de los más pobres y esto es algo que no debe continuar.