Debate en EU: la moneda está en el aire

Washington y Nueva York. El primero –y tal vez único– encuentro directo y en vivo entre la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, y el ex presidente y aspirante republicano, Donald Trump, acabó siendo más teatro que un gran debate sobre el futuro del país más poderoso del planeta. De hecho, tal vez la noticia más importante de la noche no fue de políticos, sino del mundo de los espectáculos.

Abordaron algunos temas, entre ellos la migración, impuestos, economía, derechos de las mujeres, el aborto, política internacional y la honestidad. A 56 días de una contienda que sigue en empate técnico entre los dos candidatos en las encuestas nacionales, ambos buscaban consolidar sus bases y minar las del contrincante, pero sobre todo convencer a esa franja de votantes no decidido a votar por ellos.

El primer candidato presidencial que es un criminal convicto y aún enfrenta múltiples juicios, incluyendo uno por algo parecido a un intento de golpe de Estado, y quien podría ser la primera mujer de color presidenta, buscaron definirse ante el electorado y evitar cometer cualquier error.

Trump, a veces entrampado en sus propias explicaciones caóticas, se mantuvo enfocado en su punto principal: los inmigrantes son la fuente de casi todo problema nacional. Tenemos millones de personas llegando a este país y están tomando empleos que ocupan afroestadunidenses y también hispanos, declaró. Están destruyendo al país. Son peligrosos y los tenemos que expulsar. Más aún, hasta acusó que en algunos pueblos, los inmigrantes están comiendo mascotas –perros y gatos– de los ciudadanos.

Culpó a los inmigrantes del incremento del crimen en Estados Unidos, afirmando que otros países están “vaciando sus prisiones… sus manicomios” y los están enviando aquí, reduciéndo así las tasas de crimen en sus países, identificando como caso a Venezuela. Advirtió que si gana Harris, nos volveremos Venezuela en esteroides.

México –más allá de su frontera– apareció una sola vez, cuando Trump afirmó que China está construyendo grandes plantas automotrices en México, pero que él no permitirá que esos vehículos sean vendidos en Estados Unidos. Impondremos aranceles sobre esos automóviles para que no puedan ingresar porque matarían a trabajadores automotrices aquí, advirtió.

Y acusó que Harris es una izquierdista peligrosa. Ella es una marxista, su padre es un profesor de economía marxista. Él le enseñó bien, afirmó. Ésta es una liberal de izquierda radical, indicó.

El aborto

Por su lado, Harris tomó la ofensiva en uno de los temas que en parte podrían definir la elección: el derecho al aborto. El gobierno y Donald Trump ciertamente no deberían decir a una mujer qué hacer con su cuerpo, afirmó Harris, y añadió que si Trump regresa a la Casa Blanca, él prohibirá el aborto.

El debate dio vueltas, en gran medida porque Trump buscaba retornar casi constantemente al tema migratorio, dejando claro que ése es el tema más efectivo para su retorno a la Casa Blanca. No respondió a preguntas sobre cómo logrará su promesa de deportar a 11 millones de indocumentados, ni ofreció grandes detalles del programa de bienestar social, sino que una y otra vez se autoelogió por lo que cree que logró cuando fue presidente como nadie antes en la historia.

Harris no logró explicar los cambios en sus posiciones políticas durante los últimos años, sobre fracking, sobre reformas judiciales y más. Mientras Trump intentó sostener que ella sólo está promoviendo las mismas políticas fracasadas del presidente Joe Biden –a quien atacó por estar ausente del escenario político y hasta de ser corrupto–, Harris no logró detallar diferencias, aunque en un momento se hartó y dijo a Trump: no estás en una contienda contra Biden, estás en una contienda contra mí.

Uno de los momentos más notables en un país que dice ser el faro de la democracia es que Trump, una vez más, rehusó aceptar los resultados de la elección que perdió en 2020, e incluso se negó a asumir responsabilidad por el asalto al Capitolio de sus seguidores en un intento para anular los resultados de esa elección. Y hasta ligó a los inmigrantes al problema electoral: “nuestras elecciones son malas, ellos están intentando lograr que estos inmigrantes ilegales voten”, sostuvo.

En torno al ámbito internacional, Harris afirmó que los líderes mundiales se están riendo de Trump, que sus propios ex asesores y líderes militares declaran que es inepto y peligroso y que “se sabe que Trump admira a dictadores… esos autócratas quieren que seas presidente porque saben que te pueden manipular”.

Por su parte, Trump reiteró que fue Biden y Harris quienes han provocado crisis por todas partes, que si él estuviera en la Casa Blanca, Rusia jamás hubiera invadido Ucrania y que si es relecto llevará ese conflicto a su resolución de inmediato, y que la crisis en Medio Oriente también habría sido evitada, acusando a Harris de odiar a Israel. Ambos compitieron en ser el mayor aliado de Israel y nadie mencionó el número de palestinos muertos en esa guerra.

Trump insistió una y otra vez en que el país está por deshacerse, mientras Harris concluyó que ella tenía una visión para el futuro y su contrincante sólo se fijaba en el pasado, y hasta empleó una de las consignas de su campaña: no regresaremos atrás.

Comienza la recta final

Qué tanto impacto tendrá el debate sobre quien gana en noviembre aún está por verse, pero el acto transmitido en vivo al país desde Filadelfia –la cuna de la república– por ABC News marca el inicio de la recta final de la contienda. Se pronosticaba que más de 50 millones verían por lo menos una parte del debate. Ambas campañas desplegaron equipos para ofrecer comentarios a los medios e inundar las redes sociales para saber por qué su candidato había ganado.

Harris aún está batallando para definirse ante el público en general. Lo que se sabe de ella –y que enfatiza la campaña de Trump– es que ha cambiado de posiciones sobre varios temas durante los últimos años. Harris intentó argumentar que esos cambios son resultado de su experiencia como vicepresidenta en los últimos cuatro años y que busca representar una amplia coalición de ciudadanos, y no sólo a los de su partido.

Harris logró hacer que el debate girara más sobre Trump que sobre ella y con ello no tuvo que detallar sus propuestas políticas. Y también logró que Trump se enfadara y ofrecer un poquito de su incoherencia ante el público.

Como comentó la observadora política Caitlin Johnstone, la democracia estadunidense significa que te dan la opción entre el genocidio con un gorro MAGA (del movimiento de Trump) y el genocidio ondeando una bandera arcoíris.

Pero quizás la noticia política más importante de la noche no fue en Filadelfia, sino de una observadora. Taylor Swift anunció anoche a sus 283 millones de seguidores en Instagram: yo emitiré mi voto por Kamala Harris.

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