Se fue el Papa Francisco y atrás dejó una huella muy difícil de superar, fue protector de los que tenían hambre, vivían en la miseria y sufrían las guerras.
Lo sustituyó León XIV, y es que la iglesia desde el siglo VI tras el pontificado de Juan II, los nuevos Papas eligen como quieren llamarse, Francisco eligió este nombre para recordar a Francisco de Asís que vivía con los pobres y los enfermos.
Elegir un nombre no es un acto banal es mandar un mensaje de lo que se quiere representar. León XIV lleva unos meses como nuevo Papa y los primeros síntomas que se tiene es una marcada diferencia con su antecesor y retomara las liturgias de Papas conservadores, Papas diferentes con sandalias diferentes.
En la iglesia como en todo el mundo la forma es fondo y por eso la frase de Francisco cuando regresaba de Brasil y le preguntaron por los homosexuales en la iglesia, y dijo: “¿Quién soy yo para juzgar a un homosexual que busca a dios?”
Francisco cambió muchas formas, impuso la sobriedad, la humildad, la cercanía a la gente, parecía un cura de pueblo, sin duda en la iglesia conviven muchos poderes, algunos muy fuertes y poderosos y es peligroso enfrentarse a ellos.
Falta muy poco para que sepamos si Jesús dejó la sacristía o la nueva iglesia lo volvió a atar y amarrar a la sacristía. Lo que cambió Francisco en la iglesia difícilmente regresará y ahora León XIV tiene su destino en sus manos y muchos esperamos que la iglesia siga estando muy cerca de los humildes y que todos realmente seamos hijos de dios.