Selma Guisande recuerda que el año 1976 la marcó cuando frente al edificio donde vivía con su familia, fue asesinado un amigo de su padre, quien era un exguerrillero de las Fuerzas de Liberación Nacional, más adelante conocido como Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
A 30 años del levantamiento del EZLN, la artista traslada esta experiencia a “El lobo feroz me quiso comer”, una exposición con la que hace un ejercicio de recuperación de la memoria colectiva en torno a los movimientos políticos y de guerrilla de los años 70 en México, y que actualmente se exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro (MACQ).
De acuerdo con la autora, cuya obra explora la relación del cuerpo con el contexto geográfico, político y social, su muestra representa también una forma de visibilizar cómo las políticas de Estado atraviesan los cuerpos y el imaginario de las personas.
Sobre el título de la exposición, Guisande asevera que tiene que ver con un sueño recurrente que tuvo tras el asesinato que atestiguó, en el que aparecía un lobo feroz vestido de policía que se la quería comer.
“Es a partir de este sueño que la exposición también habla del estrés postraumático, el mío, el de mis padres, el de mi hermana que en ese momento estaba en el vientre de mi madre, el de los vecinos del edificio e incluso el de mi hermano que nacería un año y medio después, un estrés postraumático que todas las personas conocemos porque, como sociedad, la violencia nos atraviesa de múltiples maneras”, señala.
Bajo la curaduría de Dulce Chacón, “El lobo feroz me quiso comer” podrá visitarse de 10:00 a 18:00 horas, de martes a domingo, en el MACQ, que se ubica en Manuel Acuña, esquina con Reforma Oriente, en el Barrio de La Cruz de la capital queretana; la entrada es libre.