Siempre he dicho que México era y sigue siendo una fábrica de pobres, la pobreza está ligada a la desigualdad social y en México no todos tienen lo suficiente para vivir con dignidad.
En el sexenio anterior, a pesar de la pandemia que nos atropelló, 8.8 millones dejaron la pobreza extrema, es decir gente que vive con el equivalente de 2.15 dólares diarios.
Esta cifra de 8.8 millones, reconocida por el Banco Mundial, se debe a que la gente tuvo acceso a empleos, aunque informales, las remesas que enviaron y siguen enviando nuestros paisanos desde todos los Estados Unidos y sobre todo por los apoyos sociales que da el gobierno.
En este gobierno, aunque existan condiciones económicas poco favorables en la macroeconomía, mantener los programas sociales ayudará a que muchos dejen la pobreza.
No obstante, hay un crecimiento económico muy modesto que no rebasa el 2% y ojalá que los recortes presupuestales o las tormentas económicas no afecten el desarrollo.
La economía tiene alertas de un déficit alto y endeudamiento del gobierno, el combate a la pobreza dependerá de cómo se mueven estos factores, por lo que hay que estar atentos de lo que viene.
Pero en lo que todos debemos de coincidir es que la pobreza no debe ser el destino de millones, la solución está en las manos de todos, tanto del gobierno como de la sociedad; hagamos algo que evite esta condena en una sociedad donde muy pocos lo tienen todo y muchos no tienen nada.
