Ciudad del Vaticano. Más de 250 mil fieles acudieron al funeral del Papa Francisco que se realizó este sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro para darle su último adiós. El Sumo Pontífice será sepultado, en una ceremonia privada, tras un emotivo funeral que puso fin a un papado de 12 años definido por la humildad y la sencillez.
Alrededor de las 8:30 am hora local, miles de personas comenzaron a llenar dicha Plaza previo al funeral. Aunque presidentes y príncipes asistieron a la misa en la Plaza de San Pedro, incluido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reclusos y migrantes lo recibieron en la basílica al otro lado de la ciudad donde sería enterrado.
Decenas de miles más se alinearon a lo largo de la ruta del cortejo fúnebre, aplaudiendo y gritando “Papa Francesco” mientras su sencillo ataúd de madera circulaba por las calles de Roma a bordo de uno de sus antiguos papamóviles hacia el lugar donde descansará, en la basílica de Santa María la Mayor, al otro lado de la capital italiana. Luego fue trasladado al interior del templo escoltado por la Guardia Suiza.
El ministro de interior italiano, Matteo Piantedosi, ha informado de que hubo 400 mil personas en el funeral del papa Francisco: 250 mil en San Pedro y alrededores y 150 mil en el recorrido hasta Santa María la Mayor.
El cardenal Giovanni Battista Re, de 91 años y decano del Colegio Cardenalicio, pronunció una homilía extensa, animada y muy personal. Describió al jesuita argentino como el papa del pueblo, un pastor que sabía comunicarse con “los más pequeños” con un estilo informal y espontáneo.
“Fue un papa del pueblo, con un corazón abierto hacia todos”, dijo Re. Fue aplaudido por la multitud cuando recordó la constante preocupación del pontífice por los migrantes, incluyendo la misa que ofició en la frontera entre Estados Unidos y México y su viaje a un campo de refugiados en Lesbos, Grecia, de donde sacó a 12 migrantes con él. “El hilo conductor de su misión fue también la convicción de que la Iglesia es un hogar para todos, un hogar con sus puertas siempre abiertas”, agregó Re.
Según Re, con sus viajes, incluyendo su última gran gira por Asia el año pasado, llegó a “los más periféricos de las periferias del mundo”. El jesuita argentino ensayó el funeral él mismo cuando revisó y simplificó los ritos y rituales del Vaticano el año pasado. Su objetivo era enfatizar el papel del papa como un simple sacerdote y no como un hombre poderoso de este mundo”.
Fue un reflejo de su proyecto de 12 años para reformar radicalmente el papado, hacer hincapié en el papel de los sacerdotes como servidores y construir una Iglesia pobre para los pobres.
Articuló la misión pocos días después de su elección en 2013, lo que explicó el nombre que eligió como pontífice, en honor a San Francisco de Asís, quien tenía el corazón de los pobres del mundo, según el decreto oficial de su biografía que se colocó en su sencillo ataúd de madera antes de su sellado el viernes por la noche.
Los argentinos también despidieron a papa Francisco con una multitudinaria misa al aire libre en la histórica Plaza de Mayo en pleno centro de Buenos Aires, frente a la catedral donde se desempeñaba como arzobispo antes de ser electo pontífice en marzo del 2013.
Varias pantallas gigantes y ornamentaciones de recuerdos resaltaban la figura de Jorge Bergoglio, un hijo de inmigrantes italianos nacido en Buenos Aires en 1936 y que marcó la historia en defensa de los pobres como primer papa latinoamericano. Fotos del papa, flores blancas con banderas argentinas y papales destacan en la ahora soleada mañana porteña, donde desde un elevado altar montado en la plaza el actual arzobispo porteño Jorge García Cuerva dará la homilía a la una hora local partir de las ante la presencia proyectada de miles de fieles.
Entre los mandatarios y líderes mundiales que acudieron destacaron el ex presidente de Estados Unidos, Joe Biden; el de Ucrania, Volodymir Zelensky; el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y el primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, se unieron al príncipe Guillermo de Inglaterra y a otros miembros de la realeza europea que encabezaron más de 160 delegaciones oficiales.
El presidente de Argentina, Javier Milei, tuvo un lugar destacado dada la nacionalidad del papa, aunque no se llevaban especialmente bien y el pontífice se ganó también la antipatía de muchos en su país al no haber regresado desde que asumió el cargo.
Trump y Zelensky se reunieron en privado antes del inicio del funeral. Una foto mostró a los dos líderes sentados solos, frente a frente, en dos sillas en el interior de la basílica de San Pedro, donde Francisco predicaba a menudo sobre la necesidad de alcanzar un final pacífico para la guerra de Rusia en Ucrania.
La fachada blanca de la basílica de San Pedro se tiñó de color rosa a la salida del sol el sábado y hordas de fieles afligidos se apuraron para entrar en la plaza. Se instalaron pantallas de televisión gigantes en las calles aledañas para quienes se quedaron fuera del recinto.
La misa y la procesión fúnebre, durante la que el ataúd fue trasladado en el papamóvil descubierto que usó durante su viaje a Filipinas en 2015, se está emitió en vivo en todo el mundo.
Algunos de los dolientes pasaron la noche acampados en las plazas cercanas, y el ambiente era casi festivo mientras helicópteros sobrevolaban la zona. Italia movilizó a más de 2 mil 500 policías y mil 500 soldados como parte de un dispositivo de seguridad que incluye la presencia de un torpedero frente a la costa, según la prensa italiana.
Muchos habían previsto de antemano estar en Roma este fin de semana para asistir a la ahora pospuesta canonización del primer santo de este milenio, Carlo Acutis, dentro de la programación del Año Santo Jubilar, y grupos de scouts y juveniles casi superaban en número a los de monjas y seminaristas.
“Era un papa muy carismático, muy humano, muy amable, sobre todo muy humano, dijo Miguel Vaca, un peregrino peruano que dijo que acampó cerca de la plaza. “Es una emoción muy grande despedirlo”.
Francisco, el primer papa latinoamericano y jesuita, murió el lunes de Pascua a los 88 años después de sufrir un derrame cerebral mientras se recuperaba en su casa de una neumonía. Tras el entierro comenzarán oficialmente los preparativos para el proceso centenario de elección de un nuevo papa: un cónclave que probablemente arrancará en la primera semana de mayo. Mientras, el Vaticano estará en manos de un puñado de cardenales, que incluye a Giovanni Battista Re, de 91 años y decano del Colegio de Cardenales, que presidirá el funeral y organizará la votación secreta en la Capilla Sixtina.
Francisco rompió con la tradición reciente y fue enterrado en la basílica de Santa María la Mayor, cerca de la estación principal de tren de Roma, donde lo espera una simple tumba subterránea cuya lápida tendrá solo su nombre: Franciscus. Se calculaba que hasta 30 mil personas se apostaron a lo largo de los 6 kilómetros que recorrió el cortejo fúnebre.
Cuarenta invitados especiales, organizados por la asociación benéfica Caritas del Vaticano y la comunidad de Sant Egidio, recibieron su ataúd en la plaza frente a la basílica, en representación de los grupos marginados a los que Francisco dio prioridad como papa: personas sin hogar y migrantes, reclusos y personas transgénero.
“Los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios”, señaló la Santa Sede, citando al papa, al explicar la elección.
Incluso antes de convertirse en papa, Francisco tenía un cariño especial por Santa María la Mayor. El templo alberga una imagen de estilo bizantino de la Virgen, la Salus Populi Romani, a la que el argentino era particularmente devoto, tanto que iba a rezar ante ella antes y después de cada uno de sus viajes al extranjero como papa. La elección de la basílica también tiene relevancia simbólica dados sus lazos con la orden religiosa a la que pertenecía Francisco. San Ignacio de Loyola, quien fundó los jesuitas, celebró
su primera misa en el templo el día de Navidad de 1538.
Durante tres días esta semana, más de 250 mil personas hicieron fila durante horas para dar su último adiós al papa en la capilla ardiente instalada en el interior de la basílica de San Pedro. El Vaticano mantuvo la iglesia abierta durante la noche para dar cabida a todos, pero no fue
suficiente. Cuando el Vaticano cerró las puertas de la basílica al público a las siete de la tarde del viernes, los dolientes fueron desalojados en masa.