La niñez es una etapa en la vida de los hombres muy importante, pues una buena o mala niñez marca a la persona para siempre.
Una infancia normal o deseada es cuando el niño tiene a sus padres que le conducen en los primeros años y se desarrolla en el seno de una familia donde hay acceso a una alimentación adecuada para que no tenga ningún tipo de déficit, pueda asistir a la escuela y, sobre todo, goce del derecho a jugar.
Desafortunadamente en México más de 30 millones de niños están fuera de estas condiciones ya que viven en la pobreza, en la precariedad y muchos tienen que trabajar para salir adelante.
En sus hogares los ingresos de la familia se llevan un 70 % en cubrir los gastos de vivienda y muchos son conscientes de la situación de pobreza.
Hay muchos niños en comunidades rurales que están enfermos de sus ojos, para sus familiares pensar en unas gafas que resuelvan su problema de visión es algo muy complicado, por lo tanto no ven bien y tienen una alimentación restringida, están excluidos socialmente y se ve reflejado en su educación, por ende cuando llega el periodo vacacional, más que ser un alivio es otra carga para la familia, no tener la escuela como punto de encuentro hace que la vacación este ligada a la deserción escolar.
La infancia rota es una vida rota, es muy difícil ser adulto cuando se tienen esas raíces de exclusión social. El problema en México es que no existe ninguna política infantil que defienda estos aspectos de la infancia que hace más probable que millones de niños vean su infancia rota.
Si no se entiende que la infancia define y forma al futuro ciudadano, no se comprende que el futuro de la sociedad está ahí.
Cada dia, cada año, el problema no se resuelve y además crece; los niños en sus casas, en las calles, en sus barrios son víctimas de
todo tipo de criminalidad social y económica, para sobrevivir tienen que hacer tantas cosas en donde la dignidad se va quedando en el camino y como los niños no votan no les interesan a los políticos.
Sería fantástico que quienes dirigen la sociedad en lugar de pensar en los adultos y en sus votos, piensen en crear las condiciones que les permitan a estos más de 30 millones de niños contar con las condiciones físicas y educativas para poder vivir la infancia entre travesuras y risas, y no entre lágrimas. La pobreza lo primero que fractura es la familia y rompe la infancia.