Nuestra nación es un espacio peculiar y particular, presenta zonas con amplia
extensión y poca población; cultural y políticamente amplio, cualidad menospreciada
por varias décadas. No fue sino hasta hace relativamente pocos años que mereció ser
reconocida como un territorio especialmente pluri e intercultural, donde diversos
grupos sociales convergen y demuestran su riqueza social y cultural. Este aspecto
impacta en forma significativa en lo que refiere al tema político, pues es este curso de
las multifacetas de la sociedad mexicana que dota y nutre al sistema de partidos.
Ahora hablando en términos de política, es precisamente esta diversidad
mexicana la que brinda las facilidades en el diálogo para desarrollar los dispositivos
necesarios que orientan permiten: “La Transición”, término que al menos en origen
pareciera ser un concepto virtuoso para la política nacional y local, toda vez que la
sociedad siempre la contempla como una área de mejora administrativa, e incluso
está dispuesta a trabajar para alcanzarla; sin embargo, la transición no se limita
únicamente a la cesión del poder público entre partidos, sino que presenta una zona
alternativa y que va adquiriendo, en forma paulatina, una importancia destacada en el
panorama del país.
No sorprende a nadie que el cambio de poder se promueva entre géneros, fue
ya mucho el tiempo que el sexo masculino ha detentado la toma de decisiones y luego
de largas luchas en la historia mexicana el sistema político mexicano se encuentra
construido y orientando hacia las mujeres, es decir (según datos de la legislatura) por
primera vez más del cincuenta por ciento de las cámaras de Diputados y Senadores
está en manos de las mujeres, así mismo este año nos mostró designaciones
trascendentales como el de Norma Piña como Presidenta de la Suprema Corte
(SCJN), Guadalupe Taddei como Consejera Presidenta del INE y ahora Mónica Soto
como Magistrada Presidenta del Tribunal Electoral, sin mencionar que al margen de
partidos y grupos políticos la Presidencia de la República tiene las más altas
probabilidades de ser ejercida por una mujer. Es por todo ello que para este Proceso
Electoral es de vital importancia pensar nuestro sufragio y brindarle al pueblo de
México la oportunidad de vislumbrar un devenir político, social y económico próspero
en manos de mujeres talentosas, comprometidas y trabajadoras desde terrenos
locales o federales, en beneficio de todas las ciudadanías.