Se acabó la era del Papa Francisco y con él algunos avances que la iglesia católica logró en sus doce años de papado.
La iglesia ahora se encamina con la conducción de León XIV a una nueva era donde los cambios se tendrán que seguir haciendo para mantener la vigencia de la iglesia entre los 1,400 millones de personas que son católicos y que requieren un iglesia más moderna y adecuada al mundo que les ha tocado vivir.
Por lo pronto hemos visto un cónclave de 133 cardenales de todo el mundo, donde la mayoría son viejos y donde no hubo ninguna mujer, que se encerraron y en pocas horas decidieron que la iglesia no estuviera en manos de un Papa italiano o europeo, la decisión de los cardenales fue por un norteamericano con influencia peruana.
El nuevo Papa está buscando su estilo, León XIV hará cambios sin duda, lo que pueda hacer y los que quiera hacer, pero la iglesia necesita ser una iglesia más abierta a los jóvenes y a las mujeres, aquí es donde están los temas morales de la iglesia católica que se deben resolver a muy corto plazo.
Mientras el mundo avanza en el empoderamiento de las mujeres, se tiene que entender que no es un club de Tobi y que las mujeres son la mitad de sus feligreses, y que requieren una mayor participación en las decisiones de mayor jerarquía.
La iglesia católica necesita una transición y, como cardenal en Perú, el obispo Robert Prevost tuvo claroscuros, ojalá y me equivoque, porque León XIV no puede equivocarse, ya que en sus manos está el futuro de una iglesia moderna, y que vaya más allá de lo emprendido en los últimos 50 años. Seguir haciendo las cosas como hasta ahora, es apostar que esta iglesia se derrumbe, pero aún tiene la fe y recordemos que la fe mueve montañas.