Washington y Nueva York. La escalada de protestas estudiantiles en Estados Unidos son parte de un enorme movimiento que está exigiendo el fin del apoyo estadunidense a la guerra de Israel contra el pueblo palestino en Gaza y cuyas dimensiones hasta la fecha incluyen más de ocho mil actos en por lo menos 850 ciudades y pueblos alrededor del país a lo largo de los casi últimos siete meses.
Ante la intensificación de este movimiento, caracterizado justo por su diversidad con la participación de estudiantes y profesores judíos y musulmanes, autoridades universitarias y políticos nacionales y locales han reaccionado con represión, castigos y expulsiones y hasta clausura de actividades.
Pocas semanas antes de la ceremonia de graduación, la Universidad del Sur de California (USC), anunció que cancelará toda su ceremonia con que concluye el año escolar, mientras que autoridades en otras casas de estudio y supuestos bastiones de libre expresión han llamado a la policía para reprimir y arrestar a sus propios estudiantes.
La vocera de la Casa Blanca rehusó opinar sobre el despliegue de elementos de la Guardia Nacional en algunas sedes universitarias, mientras que el Congreso está contemplando la aprobación de un proyecto de ley redactado de manera explícita para permitir que oficiales puedan clausurar a ONG en Estados Unidos que apoyen a los palestinos.
A pesar de la represión, se pronostica que el poder político de estos manifestantes antiguerra y anti-genocidio continuará creciendo al acelerarse las campañas electorales presidenciales. El rotativo conservador Wall Street Journal, citando datos del Nonviolent Action Lab de la Universidad de Harvard (y por cierto, una de las universidades donde este movimiento se ha expresado) reportó que el número total de protestas en Estados Unidos contra la guerra de Israel en Gaza ha superado 8 mil con acciones en más de 850 ciudades.
Aunque las acciones de protesta son considerablemente más pequeñas que las que ocurrieron después del homicidio de George Floyd en mayor de 2020, que floreció en el llamado Black Lives Matter contra la violencia policiaca contra minorías, el director del proyecto en Harvard espera que el movimiento continuará creciendo a lo largo del verano. “Sin esa comparación … creo que estaríamos observando esto y pensando, ‘wow, este es uno de los movimientos de protesta más grandes que hemos visto en mucho tiempo”, comentó el politólogo Jay Ulfelder al Journal.
Este jueves, estudiantes en aún más universidades empezaron a instalar plantones con tiendas de campaña para sumarse al coro exigiendo que las universidades anulen sus inversiones financieras en empresas que de alguna manera apoyan la guerra de Israel en Gaza. Desde Boston a Texas, Chicago a Florida, cada vez más estudiantes están demandando que sus universidades proclamen su oposición a esa guerra y el apoyo de Washington.
En Los Angeles, un noticiero de televisión local de ABC News trasmitió una entrevista con Lazar Allano, padre de una estudiante en USC que forma parte de este movimiento. “Estoy aquí para apoyar a mi hija, está estudiando aquí, están protestando contra un genocidio. Mi familia se opone al genocidio. Pensamos que nadie, que ningún joven merece ser matado. Mi hija empezó a organizar, dice que tenemos que apoyar a Palestina”.
Imágenes de los multiples sitios de protesta en las universidades muestran a estudiantes estudiando (es casi fin de semestre), orando e incluso en varios lugares realizando la ceremonia del los días sagrados judíos de Passover.
En Washington, a unas cuadras de la Casa Blanca, estudiantes en la sede de la Universidad George Washington empezaron a instalar su plantón, igual que los que ahora se están levantando en Pittsburgh, Houston, Tallahasee en Florida, y en cada vez más ubicaciones.
Aunque casi todas las manifestaciones y acciones de protesta han sido pacíficas, y los medios – incluyendo los estudiantiles- reportan la presencia de estudiantes judíos, musulmanes, cristianos, ateos y más expresando de manera unida su ira y repudio de la guerra israelí contra palestinos y la complicidad del gobierno estadunidense, diversos líderes políticos siguen intentando caracterizar a los manifestantes y sus protestas como antisemitas.
Para la Casa Blanca, el creciente movimiento amenaza con reducir la participación electoral, sobre todo de jóvenes, y con ello la reelección de Joe Biden. Activistas ya están elaborando planes para realizar manifestaciones grandes ante la Convención Nacional Demócrata en Chicago en agosto, y mientras tanto continúan presentándose en casi todos los actos públicos del presidente y su equipo para exigir que Washington llame por un cese al fuego inmediato.
Algunas de las imágenes más brutales de esta semana provinieron de la Universidad de Texas en Austin, donde el gobernador Greg Abbott desplegó a policías estatales con equipo antimotines para arrestar con violencia a estudiantes.
El diputado federal demócrata Greg Casar, quien representa a Austin en el Congreso, visitó a los manifestantes este jueves para dejar en claro que no todo político electo apoya al gobernador.
“Nuestro país siempre ha sido mejor cuando escuchamos a estudiantes que desafían las guerras y defienden lo correcto”, comentó Casar a los estudiantes, notando que estudiantes llegaron justo a esa misma ubicación en 1960 para manifestarse contra la segregación racial, otra vez en 1969 contra la guerra en Vietnam, y en 2003 en contra de la guerra en Irak. “Necesitamos un cese al fuego ahora en Gaza”.
Esas memorias históricas de movimientos estudiantiles también se están descubriendo y marcando por los jóvenes en la Universidad de Columbia y la Universidad de California en Berkeley que fueron ejes del movimiento estudiantil de los sesenta, entre otras.
En la Universidad Emory en Georgia, un policía esposó a una mujer y se la llevó para detenerla, y alguien le pregunta qué necesita mientras la van escoltado. Ella responde: “puedes hacerme el favor de hablarle a la Facultad de Filosofía para avisarles que he sido arrestada”, y preguntada quién es, informa, “soy la presidenta de la facultad”.