“No todo el mundo va a estar contento”, con el acuerdo que vinculará seguridad fronteriza con ayuda a Ucrania, advierten

WASHINGTON, 22 de enero . — Negociadores del Senado trabajaban el lunes para reunir apoyo para un acuerdo sobre políticas fronterizas mientras arranca lo que podría ser una semana crucial para un pacto negociado meticulosamente, el cual podría abrir la puerta para que los republicanos apoyen más asistencia de Estados Unidos a Ucrania.

Un grupo central de negociadores ha estado trabajando durante casi dos meses para realizar cambios en las políticas fronterizas y migratorias de Estados Unidos y espera presentar su iniciativa de ley en los próximos días.

Pero el grupo bipartidista trabaja en torno a uno de los temas más controversiales de la política estadounidense, y la iniciativa es vista con gran escepticismo por algunos integrantes de ambos partidos políticos, entre ellos Donald Trump —el favorito a obtener la nominación presidencial por el Partido Republicano— y el presidente de la Cámara de Representantes Mike Johnson, un conservador acérrimo que no ha mostrado mucha disposición a ceder terreno al respecto

Con la cámara baja en receso, el Senado tiene una oportunidad esta semana de generar ímpetu a favor de la iniciativa. Pero los líderes republicanos en el Senado señalaron que no prevén que el proyecto de ley vaya a votación esta semana mientras las negociaciones se enfocan en financiar los cambios.

Los senadores republicanos quieren obtener una sólida muestra de apoyo a la medida con el fin de presionar a Johnson para que la acepte. La capacidad del líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, para organizar a su bancada en lo referente a las políticas fronterizas podría terminar por decidir el destino de una de sus principales prioridades: reforzar el apoyo de Estados Unidos a sus aliados democráticos en todo el planeta.

“Todo el mundo entiende lo que está en juego aquí en el Senado en las próximas semanas”, dijo McConnell durante un discurso en el pleno del recinto.

Es un objetivo que comparte con el presidente Joe Biden, quien ha solicitado al Congreso 110.000 millones de dólares en ayuda para Ucrania e Israel, apoyar a sus aliados en la región Asia-Pacífico y reformar el sistema migratorio de Estados Unidos. Sin embargo, el paquete de fondos de emergencia ha sido aplazado durante meses en el Congreso ante la insistencia de los republicanos de que se le incluyan cambios en las políticas fronterizas.

“El presidente Biden también ha dejado claro que está dispuesto a trabajar muy de cerca —muy de cerca— con los republicanos en seguridad fronteriza”, dijo el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer. “Todos nosotros en el lado demócrata hablamos en serio sobre concretar algo”.

Y también advirtió: “Ciertamente el acuerdo aún no se ha concretado”.

Está por verse si los cambios en las políticas fronterizas —los cuales han sido negociados en privado con altos funcionarios de la Casa Blanca— serán suficientes para satisfacer a la mayoría de los senadores republicanos. Los demócratas también tienen sus propias interrogantes, incluidas si las políticas fronterizas perjudicarán a los migrantes que intentan obtener asilo en Estados Unidos, y algunos miembros del partido han presionado para que se condicione la ayuda a Israel al cumplimiento de ciertos estándares humanitarios.

Un pequeño grupo de tres senadores ha intentado conjuntar un paquete que obtenga apoyo de los centristas de ambos partidos.

“Se obtienen la mayor cantidad de votos posibles de ambos bandos”, dijo la senadora Kyrsten Sinema, una legisladora independiente por Arizona que ha desempeñado un papel crucial en las negociaciones. “Desde luego, no todo el mundo va a estar contento”.

La propuesta endurecería el proceso de asilo con el objetivo de reducir el número de migrantes que se presentan en la frontera sur del país a solicitarlo. En líneas generales, el grupo ha llegado a acuerdos sobre los cambios en las medidas, pero el lunes trabajaba con los asignadores del Senado para determinar el nivel de financiamiento para los programas.

“No podemos crear nuevo financiamiento y nuevos programas y luego no financiarlos”, dijo el senador Chris Murphy, que encabeza las negociaciones por los demócratas. “Así, si estás comprometido al cambio en las políticas, tienes que estar igual de comprometido a financiar el cambio en las políticas”.

Biden ya había solicitado 14.000 millones de dólares en el paquete de seguridad nacional para reforzar el sistema de inmigración, incluido el envío de asistencia financiera a gobiernos locales que han recibido a una cifra sin precedentes de migrantes que llegan a Estados Unidos. Pero la propuesta del Senado también establece la expansión de un programa del gobierno federal que rastrea el paradero de las familias que solicitan asilo — colocándoles dispositivos electrónicos de vigilancia, por ejemplo— hasta que se les otorgue una entrevista inicial para determinar si realmente son perseguidos en sus países de origen, según las fuentes.

“Los temas generales en materia de políticas han quedado bastante establecidos”, dijo el senador James Lankford, el principal negociador republicano. Añadió que los negociadores aún revisan el texto legislativo para asegurarse de que no haya consecuencias no deseadas.

La propuesta del Senado también les otorgaría a las autoridades federales la capacidad para expulsar a los migrantes en la frontera en caso de que se alcance cierto umbral en el número de encuentros. Las negociaciones se habían tambaleado debido a las exigencias de los republicanos de restringir la habilidad del poder ejecutivo para permitir el ingreso de migrantes al país mediante excepciones a las leyes migratorias conocidas como permisos condicionales humanitarios, pero los negociadores han intentado alcanzar soluciones negociadas, tales como establecer límites sobre cómo pueden utilizarse este tipo de permisos.

La medida aún podría echar por la borda el acuerdo en caso de que muchos republicanos coincidan en que los cambios no van lo suficientemente lejos.

“Los permisos condicionales humanitarios son el problema”, dijo el senador republicano John Cornyn después de una reunión semanal de líderes del Senado. “Si dejas abierta la posibilidad de simplemente dejar en libertad a las personas en virtud de un permiso condicional, se abre una puerta falsa, la cual no resuelve ningún problema”.

Pero los demócratas intentan defender una medida que ha sido utilizada históricamente para brindar ayuda urgente a las personas que huyen de la guerra y la agitación en todo el mundo, incluidas aquellas procedentes de Centroamérica, Ucrania, Afganistán y Vietnam. El gobierno de Biden ha usado agresivamente la autoridad de los permisos condicionales humanitarios, incluso para permitir que hasta 30.000 personas provenientes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela ingresen cada mes al país, siempre que cuenten con un patrocinador financiero y un pasaje de avión.

“Soy escéptico ante cualquier demolición del poder del presidente en esta área”, dijo el senador demócrata Dick Durbin, quien añadió que esperaba ver los detalles de la iniciativa antes de emitir un juicio final.

Durbin también expresó preocupación en cuanto a las muestras de resistencia provenientes de la Cámara de Representantes, de mayoría republicana. Johnson ha exhortado repetidas veces a los republicanos para que insistan en un plan conservador cuyo objetivo es sofocar las solicitudes de asilo. También ha acusado que los problemas en la frontera han sido a causa de las políticas federales y podrían cambiarse mediante acciones ejecutivas.

De todas formas, el Congreso no ha hecho cambios significativos a las leyes fronterizas y de inmigración en décadas, y los aspectos políticos que giran en torno a ellas se han vuelto más arraigados.

Los demócratas han lamentado la decisión de los republicanos de vincular la asistencia a Ucrania con los cambios en las políticas fronterizas. Schumer intentó resaltar la urgencia de la situación, y puso de relieve que a Ucrania se le agotan las municiones.

“El futuro de la guerra en Ucrania pende de un hilo”, indicó. “La seguridad de nuestra democracia occidental pende de un hilo”.

con información de AP

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