La presidenta abre de nuevo México al mundo, tras haber ido a la reunión del G20 en Brasil lo que sin duda fue un éxito, y poco a poco va saliendo el estilo y la forma de gobernar de la doctora.
México forma parte de una comunidad internacional y es un país con fronteras muy importantes tanto al norte como al sur, por lo que la política exterior es de gran relevancia.
Aunque López Obrador se dedicó a los problemas internos como su prioridad, las circunstancias actuales y la situación económica del mundo han obligado a intensificar y cuidar las relaciones económicas con los países más influyentes.
El aislamiento no es bueno y a larga produce efectos muy negativos, por eso insisto, el viaje de la presidenta a Brasil fue un éxito por donde se le vea. Sus encuentros personales con los líderes del mundo permiten y permitirán conseguir financiamientos, tratados comerciales y logros que solo se pueden mediante la relación personal de presidente a presidente.
Ojalá esta línea iniciada con el G20 se mantenga e intensifique, no basta el mercado interno, es necesario abrir nuevos horizontes, sobre todo en un mundo donde cada dólar es peleado por países para que se inviertan en sus territorios. No hay que pedir disculpas por el pasado, hay que buscar inversiones que generen bienestar y trabajo a los millones de mexicanos que hoy se debaten por un trozo de pan.