Rosy Sinecio

Nuevas visiones

Cuarta de Cambio por Rosy Sinecio

Estimadas y estimados lectores, gracias por tomarse el tiempo de leer esta columna. Yo, como muchas otras mujeres, nos hemos abierto camino en el campo de la acción política, y en ocasiones, debemos superar insultos, frases machistas, el desprecio de amigos y adversarios, y en ocasiones, hasta vencer diferentes tipos de violencia. El solo hecho de que concedan a las mujeres un especio de expresión como este, es la capitalización de la lucha de muchas mujeres que antes de mí, pelearon por un derecho a la participación política. A todas ellas, también mi agradecimiento.

La oposición en Querétaro tiene una tarea titánica, pues no solo tiene que enfrentarse al poder económico y político dominante, sino que además tiene el enorme reto de cambiar la percepción que hoy se tiene de quienes no simpatizan con el proyecto tradicional en el estado, y para eso necesitamos cambiar la forma en la que se comporta la oposición y cómo plantea su propuesta. Mientras que unos piensan que la oposición debe ser férrea, aguerrida, radical y dispuesta a romper cualquier tipo de puente de acuerdo; hay quienes piensan que en estos tiempos resulta más benéfica la negociación y el acuerdo. Ambas posturas tienen sus pros y sus contras, pues mientras que una oposición radical busca ganar todas las batallas, sacrifica cualquier avance en el corto plazo por más importante que éste sea; y por el otro lado, buscar el acuerdo puede encontrar pequeños triunfos en el corto plazo, aunque sacrifica la profundidad de un cambio verdadero en el sistema. Y en este sentido debemos de pensar ¿cuál es el cambio que la sociedad queretana está dispuesto a aceptar?

Nuestro estado ha mantenido siempre un fuerte apego a sus usos y costumbres, lo que nos hace pensar que difícilmente aceptaría un cambio brusco en su forma de gobierno, sin embargo la llegada de miles de familias de otras entidades hace que la diversidad de ideas en Querétaro sea cada vez más amplia, y con esto, estaremos cerca de llegar a un punto medio donde un cambio que transite lentamente sea igual de viable que uno drástico. Si me preguntan a mí, siendo una mujer que llegó a Querétaro hace más de 48 años, creo que debemos convivir con estos dos aspectos de la sociedad queretana. Pienso que debemos ser férreos al momento de defender lo fundamental para la dignidad humana, pero también que en lo menos trascendental, debemos buscar ampliar nuestro criterio y estar dispuestos a aceptar cualquier cambio que traiga consigo mejores oportunidades de bienestar para la mayor cantidad de personas posible. En mi opinión, la oposición de Querétaro debe conservar el discurso liberador y antisistema, pero también debe considerar plantear de manera objetiva, técnica y sin alejarse de su ideología, una nueva forma de presentar su visión de Estado.

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