Resulta fuertemente contrastante los numerosos discursos que alertan sobre el calentamiento global y sus consecuencias, mientras al mismo tiempo se asesina a más y más personas que defienden ríos, bosques y otros recursos naturales en muchas comunidades en el mundo.
De acuerdo con el informe Voces Silenciadas. La violencia contra las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente de la organización Global Witness (https://www.globalwitness.org/es/missing-voices-es/#memory-es) en 20023 fueron asesinadas 196 personas que dedicaban su vida a defender la tierra y el medio ambiente.
De ese total, 18 fueron asesinadas en México. En América Latina se produjeron el 85 por ciento del total de asesinatos y México ocupa el tercer lugar junto con Honduras.
El mismo informe detalla que el 70 por ciento de las personas asesinadas en México son indígenas, que la mayoría sucedió en los estados de Jalisco, Colima y Michoacán donde se oponían principalmente a proyectos mineros.
Además de los asesinatos, el informe también da cuenta de la desaparición de personas defensoras del medio ambiente. Presenta de manera detallada la desaparición de Ricardo Lagunes y Antonio Díaz, quienes fueron desaparecidos el 15 de enero de 2023 en una región ubicada entre los límites de los estados de Colima y Michoacán.
Estos defensores y las comunidades de la han mantenido la resistencia en contra de una mina de hierro operada por una gran empresa, Ternium. A la fecha se desconoce el paradero de ambos defensores.
La desaparición de personas es una práctica que inició como una forma de violencia política pero en la actualidad se usa para tomar represalias tanto por parte de grupos delincuenciales pero también de grandes poderes económicos.
El informe documenta que quienes actualmente enfrentan las mayores consecuencias son personas y comunidades indígenas, quienes desde siempre han cuidado de la tierra, los bosques, los ríos y el territorio. El informe también enfatiza sobre las causas:
El meollo de esta violencia es la creciente fiebre por la tierra, que conduce a un acaparamiento del suelo: la adquisición de tierras a gran escala, a menudo sin consentimiento, con fines de extracción y producción, entre otras cosas de productos agrícolas, biocombustibles, minerales y madera.
El informe concluye con recomendaciones para atender y modificar dicha situación. Ojalá que este informe nos ayude a tomar conciencia de esta realidad, pero sobre todo a caer en cuenta que el nivel de producción y consumo impuesto por las grandes corporaciones resulta en buena medida, la causa de estas realidades.