El conflicto es el motor de la historia, y en la vida así opera el progreso de la humanidad, pero el conflicto opera en todas las actividades del ser humano.
Veamos el boxeo, sin duda un deporte violento donde dos personas se enfrentan a golpes y hay sobre el ring un árbitro para normar la pelea, pero al final de la pelea el perdedor siempre va y levanta el brazo al ganador en una manifestación de respeto de su dignidad, ambos se abrazan y respetan lo vivido en el escenario.
Después de las elecciones en Estados Unidos tanto Kamala como Biden felicitaron a Trump por su triunfo y el nuevo presidente hizo un llamado a sanar a su país, a la unidad, así opera el mundo de la política, del deporte y de la vida.
El que gana tiene el derecho de buscar desarrollar las ideas que lo llevan al gobierno, pero además de dirigir esta obligado a respetar la dignidad de quien perdió, de no aplastarlo, las diferencias hacen la pluralidad y el respeto a las diferencias dignifica la democracia y es un principio que nunca se puede olvidar.
Lo digo porque México vive la implantación de un nuevo régimen político, y hay que hacerlo, pero respetando la dignidad de quienes perdieron, sin respeto a la dignidad del tercero, simplemente no hay democracia.