Refinar petróleo para producir combustibles es un debate que en los últimos meses ha enfrentado dos posturas radicalmente opuestas.
Unos opinan que hay que cerrar las refinerías, y otros que hay que mantenerlas abiertas, en ambas posturas está el fantasma del cambio energético que busca producir energías no contaminantes.
Las refinerías en México son muy viejas, no han tenido un buen mantenimiento, algunas son obsoletas y otras contaminan demasiado; también producen caro el barril, ya que todas fueron diseñadas para un crudo ligero y trabajan con crudo pesado que afecta la eficiencia; en conclusión reconfigurarlas saldría muy caro.
El tema de la contaminación se puede arreglar, solo hay que cumplir con las reglas ambientales y legales. Un ejemplo es la refinería de Deer Park en Texas que compró el gobierno mexicano y que no ha tenido quejas de contaminación, pues está cumpliendo con la norma y seguro será el mismo caso de Dos Bocas cuando inicie su producción.
Al final, el debate sobre si se cierran o abren refinerías es un debate falso, son negocios que no afectan el ambiente y es importante que sigan funcionando.
El cambio energético en el mundo tomará muchos años más, mientras no tengamos una opción diferente tenemos que usar lo que tenemos y usarlo con eficiencia y responsabilidad.
El gobierno debe tomar las decisiones responsablemente pensando en México y no en las urnas, por lo que el nuevo gobierno debe someter
a una profunda revisión a Pemex y a todo el sector energético como
la Comisión Federal de Electricidad, ya que deben ser factores de desarrollo y no de atraso del país. Gasolina, diesel y electricidad deben ser factores de desarrollo y no limitantes del mismo, este es el verdadero debate: ¡cómo impulsar y no frenar el desarrollo del país!
