Trump se vuelve a lanzar contra México por crisis de opioides en Estados Unidos

Washington y Nueva York. El presidente Donald Trump culpó a los cárteles de la droga y los políticos mexicanos por la crisis de adicción al fentanilo entre los estadunidenses, aunque la primera persona que invitó a comentar sobre el tema en una conferencia de prensa en la Casa Blanca fue el padre de un joven que se volvió adicto a los opioides, legalmente recetados y fabricados por una empresa farmacéutica estadunidense.

Hoy damos un golpe justo a los comerciantes de droga, traficantes de narcóticos y los cárteles criminales, declaró Trump ayer al promulgar la Ley Alto al Fentanilo. Agregó que los salvajes cárteles de droga y los traficantes criminales tienen un control tremendo sobre México y los políticos y las personas electas… Tenemos que hacer algo al respecto, no podemos dejar que eso pase.

El mandatario estadunidense, como lo ha repetido antes, apuntó la culpa no a sus ciudadanos, sino a los cárteles y a los políticos de México en general. Las autoridades mexicanas están aterradas, aterradas de presentarse en sus oficinas, aterradas de ir a trabajar por los cárteles, indicó sin más explicación.

La ley promulgada este miércoles no modifica el manejo de fentanilo o sustancias relacionadas, las cuales ya son estrictamente reguladas en este país, aunque sí establece una condena mínima para individuos acusados de tráfico.

En la Casa Blanca, en una sala llena de familiares de muertos por sobredosis de drogas y una delegación de legisladores republicanos, el mandatario también culpó a su antecesor, el ex presidente Joe Biden, por no hacer nada para abordar la crisis de la adicción al fentanilo en Estados Unidos.

Sin embargo, nadie en esa sala se atrevió a señalarle al presidente que los datos oficiales contradicen su acusación. El Centro de Control de Enfermedades reportó que las muertes por sobredosis de fentanilo crecieron de manera dramática durante el primer periodo presidencial de Trump, y continuaron esa tendencia alcanzando unos 111 mil anuales en los primeros años de Biden. Pero el número de muertes por el opioide se desplomó 30 por ciento en los últimos 16 meses del gobierno de Biden, para llegar a 76 mil.

Después de autoelogiarse, según él, por cerrar la frontera, Trump invitó al podio a Greg Swan, de Michigan, quien mostró una foto de su hijo, Drew. Trump señaló que Drew se volvió adicto a opioides después de que le recetaron esas drogas por una lesión deportiva, algo que el presidente dijo está ocurriendo demasiado. Mucha gente, añadió, se lesiona en deportes y uno deja el hospital como adicto.

La adicción a los opioides y sus consecuencias es el trasfondo de la crisis del fentanilo, que se ha vuelto uno de los temas políticos más importantes del país (en gran medida, señalan algunos expertos, es que gran número de las víctimas son estadunidenses blancos). Trump comentó que Drew luchó contra su adicción y ganó, pero después ingirió una sola píldora de manera casual que lo mató.

Nadie duda de que el fentanilo ilegalmente fabricado y distribuido, parte del cual es importado desde México, mata a miles de personas en este país, fenómeno ampliamente documentado por el gobierno estadunidense.

Pero ausente de la conferencia de prensa oficial este miércoles, y de todos los eventos públicos de Trump sobre el tema, es la responsabilidad de los traficantes de droga estadunidenses también conocidos como empresas farmacéuticas, que detonaron la epidemia de opioides durante años al promover de manera agresiva sus productos para control del dolor sin suficiente advertencia sobre su potencial adictivo. El fabricante de OxyContin, uno de los opioides más exitosos, Purdue Pharma, pagó más de 7 mil millones de dólares para resolver demandas legales civiles relacionadas con estas prácticas antes de eventualmente declararse en bancarrota en 2019 –sin que ninguno de sus dueños y ejecutivos fueran sujetos a penas criminales por lucrar con su negocio del dolor–.

Como La Jornada reportó anteriormente, reducir la epidemia de la adicción al fentanilo en Estados Unidos a través de una estrategia enfocada en la interdicción del tráfico de drogas desde México, ignora que el negocio está controlado por agrupaciones criminales estadunidenses dentro del país, y la distribución se realiza por grupos criminales locales en diversas ciudades, concluyen expertos y hasta las investigaciones del gobierno federal en Washington.

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