Muchos países reciben remesas desde los Estados Unidos, la India y México son dos de las naciones beneficiadas por este fenómeno económico producto de trabajadores migrantes que envían dinero a sus países de origen.
El gobierno de los estados unidos está reestructurando su economía y a juicio del presidente Trump tienen que emprender acciones para evitar la decadencia del imperio y por eso se ha hablado de aranceles e impuestos a remesas como medidas para disminuir el déficit económico que actualmente tienen los Estados Unidos.
El impuesto a las remesas es a todos los países, no es solo para México, esto hay que tenerlo claro, México recibe más o menos 60 mil millones de dólares por las remesas que envían nuestros paisanos a todo el país.
Obviamente el impuesto afectará en unos 2 mil millones de dólares al año, es dinero que no se recibirá en el país y afectará el flujo económico que proviene de los Estados Unidos.
Cuando se empezó hablar de este tema en Palacio Nacional hubo inconformidad y se pensó en hacer movilizaciones para evitar el impuesto a las remesas, sin embargo la presidenta ha cambiado su posición y se está buscando otra salida, un avance en las negociaciones es haber reducido el impuesto del 5 al 3.5%
Lo que toca ahora resolver es cómo evitar que esta medida no afecte a los que menos tienen y cómo dentro de la revisión del T-MEC que ha sido un gran instrumento económico, encontrar los mecanismos donde México avance en su comercio internacional.
Hay varias formas de evitar o disminuir un daño directo con la política económica nacional, pero la vía tiene que ser la negociación entre ambos países y no por la vía de la movilización, México no está solo en el mundo y debemos asumir que vivimos en un mundo interdependiente. No podemos olvidar que el gobierno de los Estados Unidos y en particular su congreso gozan de soberanía y basada en ella pueden tomar decisiones que nos pueden gustar o no, pero es una soberanía que hay que respetar.