Washington. El presidente Donald Trump aseguró ayer que quiere deportar a El Salvador a algunos criminales violentos con ciudadanía estadunidense, para que sean encarcelados en virtud de un acuerdo con el gobierno del país centroamericano. Horas antes, los principales asesores del mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, afirmaron que no hay razón para repatriar al salvadoreño que fue expulsado de Estados Unidos por error.
Trump aclaró que sólo llevaría a cabo su idea si su administración determinaba que era legal. Siempre debemos obedecer las leyes, pero también tenemos criminales de cosecha propia que empujan a la gente en el Metro, que golpean a ancianas en la nuca con un bate de beisbol; en fin, que son monstruos absolutos, aseveró el republicano.
Me gustaría incluirlos en el grupo de personas que hay que sacar del país, pero habrá que ir viendo las leyes al respecto, agregó.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó más tarde que la propuesta estaba sobre la mesa, y señaló que Trump había dejado caer la idea.
Las declaraciones del magnate durante la visita oficial de Bukele a la Casa Blanca han sido una de las señales más claras de que va en serio con la deportación de ciudadanos naturalizados y nacidos en Estados Unidos, propuesta que alarma a los defensores de los derechos civiles y que muchos juristas consideran inconstitucional, destacó Reuters.
La administración estadunidense ha enviado a cientos de migrantes acusados de afiliaciones criminales a la megaprisión de El Salvador conocida como el Cecot (Centro de Confinamiento del Terrorismo). Washington está pagando a El Salvador 6 millones de dólares por recibirlos.
Bukele aseguró que tenían muchas ganas de ayudar en los cometidos de la administración estadunidense. La sintonía entre el presidente salvadoreño y el magnate quedó patente durante el comienzo del encuentro en el Salón Oval.
La visita comenzó con un apretón de manos y terminó con Bukele realizando un gesto con el pulgar hacia arriba, a su salida, cuando los periodistas le preguntaron qué tal fue la reunión.
Nos están ayudando. Se lo agradecemos, comentó Trump rodeado de la plana mayor de su gabinete, incluidos el jefe de la diplomacia, Marco Rubio; la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, y la fiscal general, Pam Bondi.
Bukele comentó: estamos muy contentos. De hecho, señor presidente, tiene que liberar a 350 millones de estadunidenses de los delincuentes, pero para ello tiene que encarcelar a algunos. Así es como funciona, ¿o no? Trump concedió.
También estuvieron de acuerdo sobre el destino del migrante salvadoreño Kilmar Ábrego García, deportado por error, como reconoció la administración estadunidense.
El republicano dio la palabra a varios miembros de su gabinete para que explicaran por qué no quieren traerlo de vuelta, pese a que la justicia estadunidense ha pedido que el gobierno facilite su regreso.
Ningún tribunal de Estados Unidos tiene derecho a dirigir la política exterior del país. Es así de simple. Fin de la historia, zanjó Rubio.
Los periodistas preguntaron a Bukele sobre el tema, y el mandatario respondió: el cuestionamiento es absurdo. ¿Cómo puedo contrabandear a un terrorista hacia Estados Unidos? No tengo autoridad para devolverlo.
La fiscal Bondi manifestó que si El Salvador quisiera devolver a Ábrego García, Estados Unidos lo facilitaría, es decir, pondría a disposición un avión, aunque puntualizó que ante todo, él estaba de manera irregular en nuestro país.