“Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, Salvador Allende dijo esta frase en Guadalajara poco antes del golpe de estado en Chile.
Ahora ser joven es muy distinto, ser joven implica competir con la tecnología y con otros jóvenes en un mercado laboral donde no siempre gana el mejor preparado, sino a veces el mejor recomendado.
De igual manera, mucha de la juventud se casan más tarde y viven con sus padres hasta que los expulsan o se van por otros motivos, la causa: la falta de empleo e ingresos.
Mientras los jóvenes ricos tienen un futuro casi seguro, los pobres en ocasiones tienen que recurrir a medidas extremas como el crimen organizado, donde por solo unos pesos asesinan, aunque ellos también puedan perder la vida, ser sicario no es la respuesta.
Ante esta situación que se vive en el mundo, los jóvenes se van derechizando, se vuelven conservadores y la frase de Allende va quedando muy lejos, pero no está totalmente olvidada, algunos todavía protestan y buscan mostrar su inconformidad ante el mundo.
Hoy es muy complejo el futuro de los jóvenes. ¿qué hacer ante esto? los jóvenes tienen derecho a vivir, a sus sueños, a sus ideales; el estado tiene responsabilidad, pero también la sociedad y cada uno de nosotros debe revisar el entorno. Debemos buscar que la juventud, todos los jóvenes, tengan una vida normal, el tema de los jóvenes es un tema que hay que resolver, nadie puede dormir tranquilo mientras miles de jóvenes andan como fantasmas en una vida que los condena al fracaso.
